Por un par de artículos sobre mi pueblo, se me ha señalado como enemigo nº 1 del mismo. Se me acusa de querer hacer daño a él y a las instituciones. Sin embargo, nada más lejos. Intento concienciar, no dañar. No es lo mismo.
Hay un dicho muy sabio: "el ocultar los problemas no los resuelve"... Todo lo contrario, se enconan si se arrinconan... Y se enquistan, y se hacen endémicos, que es peor.
No tengo más interés que el interés de donde vivo. Siempre fué así. E igual que me sentí orgulloso de lo que amo, igual puedo sentirme avergonzado. Y decirlo. Lo contrario sería la ley del silencio. Una especie de "omertá", con perdón...
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