Tuve un lapsus. Encendí la tele, tras una buena tarde de lectura, y me pareció haber conectado con uno de esos capítulos de Canal Historia, dedicado a la II Guerra Mundial. Constantemente pude oír el contenido traducido de uno de los discursos que Adolf Hitler lanzaba en el Bundestäg, previos a su asalto al poder. Tan solo había que cambiar Alemania por España, pero el fondo, la temática, el contenido y los argumentos eran idénticos… Luego, me di cuenta que ni eran los prolegómenos del nazismo, ni era Adolf Hitler, ni era la Alemania de entreguerras. En realidad era nuestra Cámara de Diputados durante la moción de censura de Vox al Gobierno, y, concretamente, era la intervención de Santiago Abascal…
Tremendo. Apocalíptico. Populismo del peor estilo, de la peor calaña y patraña. Fascismo redivivo puro y duro… Fácil para un gobierno que supiera mantener el tipo y la dignidad sin despeinarse, y Sánchez no tuvo necesidad de excederse para conseguirlo… Sin embargo, debo reconocerlo, para mi gran sorpresa, el ganador fue el que se había señalado previamente como víctima propiciatoria: el PP. Un Casado sereno, sin aspavientos, tranquilo, que destapó un frasco de las esencias y ausencias, absolutamente inesperado. A las provocaciones de Vox y a su insultante chantaje, se le respondió, entre otras cosas, “no somos cobardes. Ocurre que no somos como usted, porque no queremos ser como usted”.
Casado intentó dar un giro de 180º en un escenario donde podía lucirse o hundirse, y resulta que ha obtenido orejas, rabo y una vuelta al ruedo… al hemiciclo, he querido decir. Con su rechazo frontal a la política ultra de Vox quiere recuperar el centroderecha perdido en su errática estrategia anterior… Y, de momento, al menos, creo que lo ha conseguido, aunque sea aparentemente. Deberá confirmarlo a partir de ahora. Demostrar que su distanciamiento - casi rompimiento - con los extremistas de Vox es real y efectivo, y no una postura. Sería un buen principio para limpiar de ultrapopulismos el panorama político español. Ahora le tocaría al Psoe con respecto a UP, pero para eso necesita el apoyo que hasta ahora se le ha negado.
Por cierto, que Pablo Iglesias, con este “sorpasso” de Casado, se quedó fuera de juego, un tanto noqueado, pues no se lo esperaba… “Llega tarde”, balbució al PP. La realidad es que, lo que en verdad desea, es que nunca hubiera llegado. Es lógico. La única justificación de una extrema izquierda es la existencia de una extrema derecha. Como también al revés, por supuesto… Por eso que los extremos se tocan, porque se necesitan. Todo el juego político de una democracia asentada se desarrolla dentro de una zona amplia de centro, moderada y civilizada, donde las tendencias de izquierda y derecha puedan interactuar sin necesidad de hacer sangre el uno del otro.
Por esto mismo Ciudadanos quedó casi fuera del tablero, porque abandonó los escaques que eran los suyos. Se alineó con una de las tendencias extremosas, renunciando a su papel centromoderador del sistema. Un error inmenso que ahora, si Casado actúa con una mínima inteligencia, se ha situado él para ocupar su lugar. Un golpe de mano que Ribera antes, y ahora Arrimadas, ha puesto en bandeja a un socio que, al final, ha resultado ser más espabilado que ellos… “Dieron oxígeno a un monstruo, y el monstruo los está devorando”, dijo un Iglesias trastabillado al PP y a Ciudadanos…
Aserto por cierto, que, aun siendo verdad, es peligroso soltarlo, pues exactamente es lo mismo que pueden decir esos otros al Psoe con respecto a ellos: que le ha dado oxígeno a un monstruo, y ese monstruo ahora los está maniatando y condicionando, si no devorando. Hay que pensar lo que se dice antes de dar suelta a una evidencia en que también se está atrapado… Porque, ahora, uno le puede decir al otro: yo ya he soltado lastre, ¿y tú, cuándo..?. Y poner a su socio de gobierno en una tesitura incómoda que le puede costar muchos y futuros votos si no actúa en consecuencia.
De momento, gentes de izquierda hay que conozco y que alaban el movimiento de álfil de Casado, su postura y su toma de posición. Personas de izquierdas que no son de esa izquierda de circunstancias extremas, naturalmente. Y va a ser el condicionamiento y moneda de cambio que se va a seguir utilizando. Antes, irracionalmente, ahora, no tanto… Salvo que todo sea un espejismo y volvamos a lo mismo…
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