Escribo éste el jueves, 16 de Setiembre. Hoy, la ONU ha vuelto a publicar su Informe sobre el Cambio Climático… Me propongo abrir la boca cada vez que la abran ellos, por pesado y repetitivo, y recurrente, que me ponga. Pero es que creo que, en este tema, lo tenemos muy crudo, y, lo que es peor, me da la sensación de que nosotros, la ciudadanía, somos hoy los que más hacemos el burro. Hace unas décadas era relativamente fácil descargar las culpas en los políticos y países que se cargaban las cumbres de Paris, Tokio, Madrid, y esas enormes, monstruosas e insolidarias, empresas y/o industrias multinacionales… Pero, aunque la cosa siga exactamente igual, debemos ser conscientes de que, en la actualidad, la responsabilidad, perdón, la irresponsabilidad, ya es de los ciudadanos.
“La ONU advierte de que la Crisis Climática se acelera tras la pandemia” es el titular con que hoy nos avisan los medios. “Las emisiones están aumentando rápidamente tras el parón del confinamiento por el Cóvid”, aclaran, por si no lo sabíamos. Si pensamos que se había creado algún tipo de conciencia social, aparte del reciclado puerta a puerta, claro, estábamos muy equivocados… Este verano, por mal ejemplo, la DGT ha contabilizado en España la friolera de 91 millones de desplazamientos. Y somos un país de 45 millones de habitantes, así que haga usted todos los cálculos que quiera. Pero nos hemos tirado a la carretera como posesos, sin importarnos un carajo la cantidad de fluorurocarbonos que hemos vertido a la atmósfera. Y es tan solo que un ejemplo.
“El IPCC relaciona el calentamiento con los fenómenos extremos del clima”, se dice en el Informe. Veamos: el calentamiento atmosférico produce veranos extremadamente calurosos, los cuales producen Danas, que, a su vez, ocasionan terribles inundaciones… pero cuando pasa, por éstas sí que protestamos, y nosotros en particular, si, como es natural, van a parar al Mar Menor, en superficie y por acuíferos… Pero eso sí, según me han soplado a la oreja, este fin de semana, un alcalde del litoral tiene previsto acoger a 15.000 moteros en su localidad. A eso creo que le llaman encima congruencia, o sea, quince mil tubos de escape escupiendo mierda y veneno y contaminación acústica, y emitiendo Co2 como asnos. Habrá quien defienda la iniciativa, naturalmente (aunque sea cualquier cosa menos natural): los que hacen caja… Pero, a la corta, el beneficio económico será mucho menos que el daño que eso nos traerá a la larga. Y mientras, los políticos y empresarios no cambien su burda visión cortoplacista de los casos y las cosas, las consecuencias que se nos anuncian serán catastróficas para todos.
“El Acuerdo de París depende de un gran, enorme, gigantesco, recorte de los gases de efecto invernadero”, es lo que avisa el Secretario General de Naciones Unidas, Guterres… Y cada vez, cada día que pasa, estamos más cerca de ese punto de no retorno que está señalado de aquí a tres o cuatro años nada más. Tal es la situación. Pero nadie, nadie, ni ellos, ni nosotros, estamos dispuestos a sacrificar nuestra economía interesada ni nuestra forma de vida consumista y hedonista para frenar una era de desastres que nos estamos ganando a pulso. Ruina para nuestros hijos y nuestros nietos. Tal así somos de ciegos. Y esto no lo estoy diciendo yo, si no el Secretario General de la Organización Metereológica Mundial, Petteri Talas.
Lo de la quema indiscriminada de gasolina en carreteras es uno de los ejemplos más sangrantes, así como también el brutal consumo de electricidad de fuentes contaminantes en industrias y hogares, sistemas de refrigeración, etc… Estamos de acuerdo que lo segundo es de mayor necesidad que lo primero (nadie tiene la obligación de “quemar” todo puente de calendario, ya me entienden) pero no es menos cierto que el consumo eléctrico puede solucionarse en una muy alta parte reconvirtiendo las instalaciones en solares – autoproducción/autoconsumo – lo que aliviaría las emisiones y descargaría la producción de las eléctricas de fuentes contaminantes…
…Y, sin embargo, que esto sí que parece factible, no vemos ninguna disponibilidad ni por parte de las administraciones, ni por parte de los consumidores tampoco… Las “ayudas” que ofrecen la Administración son más look que reales, más mentira que verdad. La farragosidad, pegas y dificultades que ponen aburren al más convencido. Son solo poses oficialistas publicitarias… Y, por otro lado, los consumidores tampoco estamos muy dispuestos a sacrificar otras cosas por sumarnos a tal iniciativa para contribuir al bien general, y ni siquiera por propia conciencia.
Así es como hoy, en la actualidad, están las cosas a tal respecto. En unas muy pocas décadas, dos o tres tan solo, la naturaleza reaccionará con su contundencia innata (solo estamos viviendo los prolegómenos), y pondrá las cosas en su sitio. Y entonces habremos de hacer sacrificios aún mayores por la fuerza, que los que se nos recomienda hoy de buen grado… Otra exigencia en conciencia es consumir menos, solamente lo necesario, tirar menos a la basura, y reciclar más. Pero si lo otro nos lo pasamos por debajo del rabo, esto ya es que nos descojonamos de risa al primer BlackFriday de esos que nos pongan delante… Pues nada, riamos mientras podamos.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
www.escriburgo.com
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