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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

VIRUS IRRACIONAL



La sexta ola del SarsCóvid-19 nos está llevando al paroxismo, cuando anuncian desde Chipre una nueva variante a la que van a llamar Deltacrón, porque es un cruce entre la anterior Delta y la actual Ómicron. Por sentido lógico, si no aporta nada nuevo, los malengues deben ser menores, pues se supone que ya hemos cogido inmunidad de ambas cepas, aunque en esto nunca se sabe… Igual sale más cabrón que los padres, que también puede ser. El caso es que vamos a acabar todos neuróticos, tanto negacionistas como creyentes de fe cerrada. Los primeros, porque ya no saben qué negar, y los segundos porque no vamos a saber en qué creer, o lo que pensar…

El otro día, por poner un ejemplo, vi una película en la tele, de un par de décadas, no más, en la que salía el interior de un bar donde la gente se amontonaba dentro, en mesas atestadas, codo con codo, casi todos fumando, riendo, gritando, y echándose las miasmas en plena jeta… y lo que es más, recibiendo llamadas de móviles que contestaban sin mirar, confiadamente (tampoco existía la pandemia de las llamadas-pirata para querer venderte un servicio con la excusa de liberarte de algo, o lo de las llamadas-trampa)… y me pareció estar viendo un reportaje del Canal Historia.

Hemos asumido tanto – aunque no del todo – la nueva realidad ésta, que lo de ayer nos parece irreal hoy. Como escenas del Antropoceno, cuando los humanos eran seres cavernarios… aunque nos encaaminaamos a habitar nuevas cavernas. Habremos de ir acostumbrándonos a otras cosas que ya empiezan a ser normales, como que en su Centro de Salud le cojan el teléfono para darle cita con su médico, sin que le toque la lotería del sistema aleatorio de contestar a las llamadas…. Yo sospecho que, enmascarado con las llamadas-trampa, te hacen una perdida, para que te salte el turno y tengas que volver a llamar y volver a entrar en la ruleta de la suerte…

El otro día mismo, en Madrid (que, gracias a la alcaldesa Díaz Ayuso tienen el mejor sistema sanitario de las Españas) una madre, tras docenas de intentos, pudo contactar para avisar de que un hijo y ella misma eran positivos, y le dijeron que tenía que hacer una llamada por cada uno, y no una para los dos (esto es verídico, no un chiste). A este paso, en las rifas y sorteos, además del jamón, o el coche, van a incluir como premio extra una llamada a su Centro de Salud. Al tiempo, si no…

Leyendo a Íñigo Domínguez, que es un cachondo columnista, comentó haberse descubierto que muchos de los contagiados Cóvid, además de perder el olfato, o el sabor, o el gusto por las empanadillas de Móstoles, también veían alteradas sus convicciones políticas… Y que muchos de UP estaban empezando a sacarle gusto a Vox, por ejemplo, incluso que habían iniciado una novena a San Ramón Nonato… Ojo también con los Tests de Antígenos, que existe un vídeo en las redes, italiano según se comenta, donde hacen la prueba metiéndole el palito a un kiwi, y sale positivo al momento. In situ, mismamente. Ahora que han bajado el precio en las farmacias, veo a la gente haciendo tests a las verduras; o exigiendo en los bares (lo que le faltaba a la hostelería) el Certificado Cóvid de la ensaladilla rusa que han pedido de tapa.

Corre el rumor que, en Barcelona, toda una comunidad de vecinos ha cogido el Cóvid, menos el puñetero del negacionista, que anda el hombre pavoneándose, ascensor abajo, ascensor arriba, con una pancarta: “A los negacionistas nos sale negativo”, y que ha sido denunciado a la fiscalía por apología contra la salud pública… El caso es que nos estamos volviendo paranóicos. Y tampoco eso es raro. Que un pueblo pueda optar por la infestación general de su ciudadanía como inmunización total, puede llegar a ser una opción. Pero que tenga que hacerlo en cada variante a la que el puñetero virus se le ocurra mutar, ya es un recochineo… Hay personas que ya han pasado el Cóvid dos y tres veces, aún vacunados y todo, y es lógico que estén cansados y hartos de tanta coña marinera, y tanto protocolo, que también es tan mutante como el propio virus…

…Y, mutans mutandi, todos vamos mutando. El Cóvid, los ciudadanos, los protocolos sanitarios, los sociales, los económicos, los laborales, y la santa madre que nos parió a todos… Y eso hace que, como decía en el segundo párrafo de aquesta crónica, uno mire a su inmediato ayer y no se reconozca a sí mismo, ni a los demás tampoco. Porque estamos variando de seres racionales (dentro de lo que cabe, claro) a seres racionados. De nosotros mismos y relacionados con nosotros mismos… Por que, óigan, ¿los seres irracionales son los que no se relacionan, o es al revés?.. Yo es que ya no lo sé…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

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