Nuestro vecino Gibraltar busca desesperadamente una forma o fórmula, una manera, un estatus, que le permita tener algún tipo de encaje en la UE, y tiene de plazo lo que le queda al año, no más. Cuando finalice el período transitorio del Bréxit, y el Reino Unido quede fuera del mercado interior europeo, los del Peñón quedan en una situación difícil e incómoda. En una indefinición peligrosa, y por eso están estudiando de ver de integrarse en la unión aduanera a través del Espacio Schengen, por ejemplo, o cualquier apaño parecido…
Cualquier opción que elijan supondría el primer distanciamiento de Gran Bretaña a lo largo de toda su historia. En trescientos años, la Roca jamás se ha soltado de la mano de Londres, sin embargo, ahora no le queda otra que navegar por su cuenta. Al fin y al cabo es un territorio europeo, pero colonizado por un país ya ajeno a la propia Unión Europea, lo cual lo sitúa en territorio de nadie y con unas fronteras en Europa y con Europa injustificables a todas, todas. Solo le queda encontrar la manera de seguir ligado a la UE con algún acuerdo aduanero, y ese acuerdo, paradójicamente, lo distanciaría por primera vez del sendero con el Reino Unido.
Y dado que Gibraltar está situado en el territorio de un país miembro de la propia UE, no va a tener más remedio que tocar a la puerta de España. Sí, o sí. En Europa le van a decir (le han dicho ya) que el acuerdo solo puede venir de la mano de esa Spain a la que le han dado sistemáticamente la espalda desde su prepotencia brittish. Ahora no les sirve de nada, y van a tener que negociar con el gobierno español, les guste o no. Y van a tener que aprender a pronunciar la eñe, coño, lo quieran o no… Otra cosa, naturalmente , es que aquí tengamos la inteligencia mínima y elemental suficiente como para saber sacar partido de la situación. Que lo tengamos a “güevo” no quiere decir que sepamos hacerlo. Para eso se necesita un pacto de Estado, estar todos de acuerdo, transmitirles a los de los monos unidad y firmeza, y me temo que la oposición va a hacer lo de siempre: debilitar al gobierno para fortalecerse ellos, y poner sus intereses de partido por encima de los del país. Como de costumbre.
La prueba palpable de lo que digo la hemos tenido ya con la fugaz reunión que tuvieron hace poco nuestra ministra de exteriores, Arantcha González Laya, con el ministro principal del Peñón, Fabián Picardo, en Algeciras (partido jugado en casa) y con el asentimiento – qué remedio le queda – del gobierno de Boris Johnson… Pues bien, el Trío Las Pegas: PP, Vox y Ciudadanos, pusieron el grito en el cielo y presentaron el hecho falseándolo, como es su costumbre y natural, como si hubiera ocurrido una humillación o bajada de calzones, cuando, posiblemente, haya sido todo lo contrario. O, como poco, una primera toma de contacto para que los english empiecen a saber lo que vale un peine a partir de ahora…
Tan es así su intento de manipulación, que hasta sus declaraciones (por parte del portavoz del gobierno andaluz, Elías Bendondo) son tan desafortunadas como torpes, ignorantes y ridículas: “rompe con la norma no escrita de que no existe bilateralidad entre Gibraltar y España”, dice. Claro que no, esa bilateralidad ha existido, y sigue existiendo, con Gran Bretaña, vaya una leche… Otra perla es la de “no sé si haya vinculación entre esta entrevista y la decisión del Reino Unido sobre el turismo en España, pero si fue así, la ministra no lo consiguió…”. Hombre, de haber sido tema de turismo, hubiera asistido la ministra del ramo, Mª Reyes Maroto, no la de Exteriores, además, ¿ qué puñeta de intereses turísticos pueden haber entre la Roca y España?.. Ninguno en absoluto.
Son balones fuera, jugadas de despiste, para tratar de crear dudas y confusión sobre lo que se está empezando a mover sobre la mesa y que tanto interesa a España. Confusión y dudas malintencionadas, por supuesto, pero que encuadra perfectamente con la estrategia destructiva y de tierra quemada que ha adoptado el tripartito de la derecha (derechona, más bien) española. Pero lo que resulta absolutamente normal es que empiecen a existir esos contactos y conversaciones que inicien unas relaciones serias, sin que eso signifique renunciar a las reivindicaciones históricas, por supuesto…
Más bien todo lo contrario, se presenta el escenario adecuado para desarrollar una estrategia encaminada a que Gibraltar se haga más dependiente de España que jamás fue como colonia británica. Y que todo vaya yendo y cayendo por su propio peso… Eso sí, si los tuercebotas de siempre no lo echan todo a perder, claro…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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