Trump ha sido derrotado, pero no el trumpismo. Gracias a God, ha sido deshalojado de la Casa Blanca, pero no del Capitolio, no de la calle, no de casi medio EE.UU., que lo ha seguido votando y apoyando, incluso violentamente con armas en los colegios electorales...
El problema no es el monstruo, si no los que han parido y alimentan al monstruo... El problema no es la democracia que lo ha alumbrado, si no la perversión de la democracia que lo ha permitido.
Norteamérica queda dividida por trumpistas y antitrumpistas, pero el resto del mundo también. Todos hemos sido invadidos por una horda de trumps.
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