López Miras se levantó la mañana de la gran cagada como partidario defensor de Casado y su muñidor Teodoro, los apañadores transfuguistas, al fin y al cabo, de su apuntalamiento. Y asegurando firmemente la futilidad de ningún Congreso extraordinario...
Al día siguiente, vió cómo se desfenestraba el de las olivas ciezanas, sintió frío en sus asentaderas, y se convirtió en firme cruzado del Congreso extraordinario que un día antes negó hasta tres veces...
Y al tercer día, resucitó como decidido postulador de Núñez Feijóo, el que se adivina como ganador de la carrera... Y así es como nuestros politichuchos cambian de perrera.
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