En Bélgica, los hosteleros han cerrado durante un mes a cal y canto, tanto bares como restaurantes; Francia les ha impuesto un toque de queda desde las 8 de la tarde, Italia, desde las 6, Alemania los ha cerrado, y ningún país soporta los niveles de infección que España.
Pero aquí se sienten perseguidos, sacrificados, crucificados, victimizados, por algo que en toda Europa se está haciendo incluso más acusadamente que aquí...
Nadie tiene la culpa que su sector sea el más vulnerable en cualquier pandemia vírica. Es el más expuesto. El riesgo de su profesión, como otras tienen otros. Pero no busquemos el martirio donde solo hay mala suerte.
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