Lo que Pablo Iglesias y su clá les tienen a la corona es un odio enfermizo, visceral, casi que irracional, y se les nota demasiado que desborda la mera línea ideológica. Mucho más la prudencia política.
Odia a una monarquía parlamentaria que propicia que formaciones (o deformaciones) como la suya, tengan cabida y voz en la democracia española... Y, sin embargo, él le niega el pan y la sal de su existencia.
Le tiene mucho mayor respeto institucional la monarquía a él que él a la monarquía, y eso demuestra, aparte la pésima educación, algo que no nos debería pasar desapercibido: que un tipo así no es fiable.
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