Juan Manuel de Prada es un excelente escritor, polemista y columnista, que, a pesar de ser más conservador que Abraham, no dejo de leerlo. Estamos en las antípodas ideológicas, pero uno siempre aprende de él algo. Lo respecto, aunque no lo crea del todo, pues, a veces, lleva más razón que un santo… En otras, me facilita el poder escribir un artículo, aunque sea rebatiéndolo, o, al menos, complementándolo desde otros puntos de vista, aunque sean opuestos. Es el caso de éste de hoy, por ejemplo…
En una entrevista a Juan M. de Prada (en adelante lo citaré como JMP para ahorrar espacio) le preguntan si, cuando habla de Satanás, del que siempre trae la cita de Baudelaire sobre que “la mejor astucia del diablo es persuadirnos de que no existe”, él, JMP, cree realmente en su existencia, y que es el origen de todo mal… Se le pregunta si los pederastas, asesinos, corruptos y demás malvados lo son por mediación del demonio, y se reafirma en que sí, por supuesto, que existe una participación suya directa; que cuando elegimos el mal conscientemente estamos asociándonos con él, y que siempre nos mostrará atajos para lograr sus objetivos.
Que el mal existe, no lo voy a negar yo. Es lo único claro que hay. Pero existen matices. Uno de ellos – y él lo reconoce automáticamente en su respuesta – es elegir “conscientemente” el mal. Pero es que muchos, muchísimos en realidad, no lo eligen/elegimos conscientemente. El ser humano practica el mal y el bien, porque ambos principios están enraizados en su propia naturaleza. Y no debemos confundir el libre albedrío con la consciencia. La libertad en el hombre es una herramienta con la que causa tanto el mal como el bien, y no siempre voluntariamente en toda su plenitud… Lo que no aclara es si Satanás para él es un sujeto como nosotros, físico y con personalidad definida, que se puede hacer un selfie contigo sin que te des cuenta, como un ente concreto, o es solo (y no quiero ningunear la maldad) un principio activo desde el comienzo de los tiempos, como es la bondad, su aparente contrario, sin que se le personalice en un personaje definido… Y digo aparente, porque, para mí al menos, son dos partes extremas de un todo, como los dos polos de una batería…
¿Cómo podemos conocer el mal si no conocemos el bien?.. O viceversa… Yo creo que la primera misión del hombre una vez puesto – por quién o quiénes sean – sobre la tierra, es adquirir conocimiento, y lo primero de todo es dilucidar el mal del bien por los efectos que ambos producen. Es como distinguir la energía de la electricidad. Ambas son la misma cosa, y pueden producir efectos contrarios, desde darte luz y calor a electrocutarte y joderte vivo… Yo, con permiso de los que opinan como JMP, que son legión, prefiero llamar mal al mal, que Satanás, Pero, enfín…
Le preguntan por el espiritismo, si cree en él, y aquí comete una contradicción más o menos flagrante. Dice que no. Y luego, aclara: “el espiritismo solo te comunica con espíritus demoníacos. Con los muertos solo podemos comunicarnos a través de la oración”… Bueno, vale, pero eso es una valoración positivista del espiritismo, maestro, y entonces está dando por cierta la existencia del mismo, ¿o no?.. Yo he tenido mis experiencias en este campo, peero me las voy a reservar. En cuanto a lo otro, tan solo dos palabras: defíname orar.
Afirma que él cree en la Parousía, y que Jesucristo volverá a este mundo, como refleja la Tradición y la Iglesia… Pero, yo le pregunto como con el rabicorne: ¿en persona o en espíritu, o sea, como principio?.. Es que, puede regresar como la encarnación en el planeta de sus principios evangélicos, ¿o acaso no?.. Cristo encarnó en su ser una fuerza activa de renovación, evolución moral y purificación de la humanidad.. ¿qué es más importante, el cuerpo físico que lo porta o el espíritu que lo anima?.. Es que aquí parece que, de la nuez, adoramos la cáscara, no el gajo… Pues eso.
Luego, ya al final, asegura – y es que es un católico tradicional – que los pecados se cometen de cintura para arriba, no de cintura para abajo. Y confirma: “cuando estás infectado de cintura para arriba magnificas los pecados de cintura para abajo, cuando los más graves son los de arriba”… ¡Hombre!, ¿has visto?, en eso estamos totalmente de acuerdo. “Obsesionarse con los pecados de la carne, denota que hemos naturalizado los pecados del espíritu”… En eso lo has clavao, Pepe.- Por eso digo a los que me leen, y es lo que quiero transmitirles hoy, que no debemos apartar de nuestras lecturas a los que cuestionan nuestros principios por antagonistas, pues todos podemos comprender, aprender… y sorprender.
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