El otro día salió el consejero de sanidad regional, ese señor que tiene cara de acelga, o a mí me lo parece, y soltó, vox et pópuli, que el 90% de los muertos que se ha cobrado la pandemia aquí, en nuestro roal murciano, son mayores de 65 años… Yo tengo 73 bien cumplidos. Y no es que me hiciera mucha gracia el aserto, que bien verdad es por otro lado, pero sí que es como para meditar… Ya, ya sé que hablar de la de la guadaña no es, para muchísimos, ni siquiera de buen gusto. Pero, la verdad, en serio, seamos sinceros, ¿nadie de mi edad se ha parado nunca a pensar jamás sobre la muerte?.. Si me dicen que no, no me lo creo. Lo que pasa es que no es de buen tono hablarlo, lo obviamos, decimos que es respeto, pero lo cierto es que es más tabú que respeto. Digamos “cángüilis p´a entendernos”…
Pero no habría vida si no hubiese muerte. Si nadie muere, nadie nacería, lo otro sería un contrasentido natural… y brutal. En realidad la muerte como tal no existe, es solo un cambio a otro tipo de realidad, ya saben aquel axioma: “hay otros mundos, pero están en éste”. Solo eso. No sé si mejor o peor, o igual o no, lo ignoro, eso depende, pero es un renacer en otro radio de la rueda evolutiva. Nadie puede morir sin vivir, como nadie puede resucitar sin morir. Es una secuencia lógica en todo el universo, en nosotros también. Incluso las mentes, las almas y los espíritus – por decirlo en otro “idioma” – están sujetos a la misma ley cósmica de entropía universal. La existencia se pararía en seco sin el mecanismo de la muerte. Piénsenlo con lógica y una pizca de sentido común, aunque éste sea el menos común de los sentidos…
Estoy hablando de Dios, no de religión… Pues, miren, no, no es lo mismo. La religión puede hablarnos de Dios, pero Dios no nos habla de religión alguna. Está más cerca, a un suponer, de Stephen Hawkings que de ningún asacerdotado, por mitrado que éste sea. Morimos porque es parte del engranaje universal, sea por accidente, por mal uso de nuestro “vehículo”, o por desgaste del mismo. Habrá muertes impropias y muertes propias, pero todas van en ese río de la vida que es el fluir temporal de lo eterno.
El gran astrónomo Hoyle apuesta porque la vida vino a la Tierra de otros planetas, y es una teoría (la panespermia, se llama) que cada vez se abre más paso. Y es muy posible que sí, pero estamos hablando de la vida biológica, no de la mental, la intelectual, el YO_SOY. Una bacteria nos formó a todos, plantas, animales, humanos, pero en los últimos se incorporó un reconocimiento de sí mismo, un “yo soy el que soy” inexistente en el resto de compadres. Que ese cuerpo biológico ha de descomponerse e ir a reciclaje es tan natural como la propia naturaleza, valga la redundancia. Pero la entidad mental es la que se niega a ir al mismo “laboratorio” químico-fórmico, porque, de alguna manera, “sabe” que no es su destino. Y se rebela intelectualmente. Y busca “su” inmortalidad, y de ahí el pánico (por la duda) a la muerte.
Y digo yo que “eso”, fuera lo que fuese, tendrá que volver al lugar de dónde vino. Que cada cual lo llame como quiera, si en el nombre le encuentra consuelo y sentido. Yo creo en el concepto, más que en el nombre, que cambia según el creyente. E incluso el concepto puede distar años-luz de los que se apoyan en una fé basada en el dogma. Me da igual. Es lo mismo, pensemos lo que pensemos, pues de eso mismo se trata: de pensamiento. El cuerpo es partícula, la mente es onda (pura física) y ambas dos son la misma energía, pero en opuestos grados evolutivos.
Por eso creo que el tema de la muerte es un error de óptica, de perspectiva. Solo miramos lo visible del espectro, y aún y así, solo podemos verlo bajo la luz. Si no hay luz, no vemos nada. Y cuando nada vemos solo sentimos la oscuridad, y aún y así, esa oscuridad está iluminada por la luz, aunque no “podamos”, o no “queramos”, sentirla y reconocerla.
¡Menuda tabarra!... me soltará más de uno y una… Ya, puede, seguro, pero la culpa es del señor consejero nuestro de cada noticiario, que nos soltó lo del auriga al César, ya saben, que están cayendo de los nuestros como el perejil en la sopa, acho, átate los machos… Y, claro, si la taquilla la tengo cada día más cerquica, y el billete está sacado a mi nombre, tendré que ir buscando la calderilla que llevo suelta, a ver si me llega para poder pagármelo, ¿no?.. Pues por eso mismo lo digo, tío…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día ______ …MISIÓN CUMPLIDA
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