(de Europa Press)
Supongamos que yo vendo lo que produzco a oligarquías financieras que, a su vez, lo distribuyen a los consumidores finales, que son, en definitiva, mis auténticos clientes, y que son esas distribuidoras las que abusan de ambos: de ellos y de mí.
Así que, en mi legítimo cabreo, salgo a la calle a cortar carreteras y joder los intereses de mis clientes: los consumidores de mis productos, a precio desorbitado además del escaso que a mí me imponen.
Las víctimas perjudican a las otras víctimas, ¿no es eso?.. Es justo lo que está ocurriendo con las tractoradas y camionadas. Llevan razón, pero equivocan la diana, yerran el camino.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com
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