Lo de las medidas económicas de choque que, con tanto bombo y boato, anunció el gobierno, me parece a mí que no sirven ni de parche. Es un quiero y no puedo, pero a ver si, al menos, engaño (se dice a sí mismo) a esta gente mientras me van viviendo otras ocurrencias como éstas… se está diciendo Sánchez en tanto en cuando se alargue la guerra de Ucrania, que le viene muy bien para esto. Cosa que es verdad tan solo en parte, lo que pasa es que, mientras Economía la culpa en un 75%, los economistas no paniaguados la cifran en un 25%, o sea, que menos lobos, Caperucita. Naturalmente, ignoran los economistas y expertos independientes que una cosa son las matemáticas, y otra muy distinta las matemáticas políticas, que es una asignatura distinta a la que ellos estudiaron.
Lo de la bajada de dos perrasgordas en el precio de la gasolina, es, por ejemplo, una chapuza insultante… Mientras su precio sigue subiendo de un día para otro, ellos reducen veinte céntimos cochinos que ya subieron – o se encargaron de subir – antes. Pero, es que, además, le dicen a los gasolineros que lo reduzcan ellos de su margen, que, como José Mota anuncia: “yo ya… ya yo…”, y los de las gasolineras contestan que esa es su puta ganancia, y que, o lo incrementan en el precio, o cierran los chiringuitos. Además, por otro lado, han dejado de subvencionar el agua desalada 30 céntimos, así que… Lo de bajar seis euros al mes en una factura de la luz igual de disparada y disparatada, es de lo más miserable también. Como congelar los alquileres unos pocos y ruines meses, a ver si se produce el milagro estructural mientras él mismo nos sube el precio del gas con la cagada de Argelia sobre lo del Sahara…
Es cierto, sí, que, junto a Portugal, ha logrado que Europa considere a la península ibérica una isla energética, y que nos va a permitir desvincular el precio del gas del de la electricidad (si bien han surgido pegas y dudas a posteriori, pues resulta que España exporta energía eléctrica a Francia). Pero eso habría que, llegado el caso, reconocérselo como éxito. Vale. Concedido pulpo como animal de compañía. Pero si lo van a hacer con el estilo de estas tristes muestras de “medidas de choque”, podemos darnos por muertos como la UE no nos salve del desastre… Ahora, en otra nueva ocurrency, se les permite a los comercios racionar los productos que escasean, como se hacía en la posguerra. De nuevo pasa la responsabilidad a las empresas. Pos bueno, pos d´acuerdo, pos fale… pero digo yo que entonces empiecen a traerlos de estraperlo, y así, evitando tasas e impuestos, igual ayudan a bajar los desorbitados precios, ¿no?.. Al fin y al cabo es lo que pasaba antes. Total, una vez ya puestos a decir tonterías, pues hagamos un concurso de tontos.
Y es que, no nos engañemos, o engañémonos si así lo queremos, pero el auténtico problema, el verdadero, el genuino, no viene de la guerra de Ucrania. Los problemas de carestía desbocada de productos son estructurales, y casi que, endémicos. La subida descontrolada del precio de los alimentos viene de hace un año que empezó; la subida del costo de la luz, comenzó hace casi dos; la de los costos del transporte, que igual incide en lo demás, también… Pero, claro, pasó lo que pasó, y es que hace un par de meses al puto Putin se le ocurrió invadir Ucrania, y ya está la excusa servida. Cada vez que veo a Sánchez hablar ante la Cámara de Diputados o ante la cámara de los medios, lo primero que suelta es que “por culpa de la guerra…”
Pero la guerra, mal que bien, acabará, y las aguas, mejor o peor, volverán a su cauce, y Ucrania volverá a producir trigo, sí, pero el costo del transporte costará un huevo (ya lo costaba antes, pero estaba asordinado) y la luz y la energía enteras, y los precios no bajarán… Y el aceite de soja, o el de oliva, por la misma regla de tres, nos costará el otro huevo. Y lo mismo lo de más acá, y lo de más allá. Y, mientras tanto, nos enteramos, incluso por un político de taifa ido de lengua, que aquí, solo en nuestra región murciana, existen cien mil hectáreas en barbecho que podíamos tenerlas produciendo trigo, o soja, o cebada para esos ganaderos a los que también les han subido el pienso hasta las anginas…
Y es que no es la guerra, mentira política, embuste podrido… Son problemas de estructura, de sistema, de que la tan cacareada globalización ha producido más daños que beneficios (mejor dicho, que los beneficios son para cuatro mangantes y los perjuicios para todos los demás); que todo ha sido un montaje dirigido a monopolizar mundialmente un par de cosas: la producción y la distribución; que ahora, eso, que es lo más importante, está en manos… mejor dicho, en garras, de las grandes financieras y oligarquías multinacionales (un ejemplo: todo el trigo producido en Ucrania y en el mundo lo monopoliza una sola compañía americana, que no posee un solo palmo de tierra en propiedad); y que eso de “la tierra para quién la trabaja” y para los que paguen sus frutos – el consumidor – es un cuento chino. Que los frutos y las ganancias se los llevan las grandes distribuidoras, y la pobreza y la carestía lo dejan para el resto.
Pues eso…que del bancal a la mesa existen diferencias de hasta un 600% registradas y comprobadas, y que no es cosa de la guerra de Ucrania, sino que es cosa de los gobiernos vendidos e incapaces, ineptos y apuntados en nómina de los poderosos, adictos al “dame pan y dime tonto”… O también mejor dicho: al dime sinvergüenza, que se ajusta más a la realidad. Izquierdas y derechas. Todos. E igualmente los ciudadanos, que nos han untado con el engrase del ocio, la fiesta, el consumo y el hedonismo; y hemos besado los culos de cuántos ídolos, tótems y correveydiles se han alistado a vivir del cuento. La responsabilidad es de todos, pero solo lo pagaremos nosotros. Y, encima, nos estará bien empleado.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com
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