Por un lado, la pertinaz sequía… bueno, diré la jodida sequía por no parecerme al don Paco aquél, y el ruinoso nivel de los pantanos, amenaza con cerrarnos los grifos del agua y secuestrar los botijos hasta que se nos seque el gañote…
Y por otro, la amenaza de la dana, o la gota fría, o lo que sea, sobre nuestras cabezas, como espada de Damocles amenazándonos con abrir ramblas y escorrentías, y arrastrarnos hasta la puñetera mar salada…
¿Acaso no nos puede llover en un buen ten con ten?.. ¿sostenido, pero calmoso?.. ¿sin tener que meter otra vez a los animales en el arca?.. Vamos, digo yo…
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
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