Últimamente estoy teniendo complejo de hormiga. Bajo al pueblo, enfilo la calle principal, y solo veo filas de personas a derecha e izquierda, en la farmacia, en el banco, en la tienda... Filas de gente que atraviesan el ancho de la calle, como hacen las hormigas...
Y me recuerdan también a aquellas colas ya olvidadas, afortunadamente, de posguerra, en las tiendas de ultramarinos. No era por pandemia de nada, si no por escasez de todo. Hacer cola para el aceite, para el pan, para llenar la garrafa de agua, para la harina o la aspirina...
Sensación de hormiga o de fatiga... de una nueva realidad con sabor a realidad vieja, rancia... No, no me gusta nada. A ver si acabáramos con esto pronto...
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