Veo una foto en la pág. 16 de El País del 20/05 que me retrotrae a las cavernas. Es sobre las manifestaciones contra el gobierno que la parte más pijo y acomodada de España (la primera nidada nació en el Barrio de Salamanca) están haciendo, bajo la forma de cacerolada, protestando por su gestión de la pandemia… Y lo hacen reclamando una tan dudosa como indefinida libertad - ¿para contagiar y contagiarse? – pero lo que me llama realmente la atención es una joven en primer plano, brazo en alto, haciendo el saludo fascista…
Que Vox y su pareja de baile el PP, están patrocinando éste, su copiado, particular y privado 15-M no tiene nada de particular... Yo digo siempre que los extremos se tocan, y se imitan. De hecho, tienen que aprovechar estas oportunidades populistas que se les presenta para poner zancadillas, toda vez que no saben hacerlo de otra forma… Y, en consecuencia, lo intentan. Lo que ocurre es que abanderan el concepto de libertad aquellos que son, y ellos mismos se consideran, herederos y guardeses de las esencias de un golpista que cercenó las libertades de un gobierno legalmente constituido, y las mantuvo secuestradas durante más de 40 años...¡y hablan de libertad!. La verdad es que suena a broma macabra .
Pero cuando en esos sainetes uno ve esas poses que simbolizan el fascismo y el nazismo, a Hitler, a Mussolini, al falangismo franquista de la dictadura, no se puede más que preguntar – y preguntarse – si esas personas saben realmente, y conocen, lo que están tratando de emular con ese gesto, y asumen todo su significado inhumano de odio, sangre y limpieza étnica e ideológica que lleva consigo… Si es que no lo saben, entonces es que son unos ignorantes integrales e incultos fatales, y habría que preguntarse sobre la responsabilidad de gobiernos y políticos en el falseamiento y ocultación de la historia en la enseñanza que se imparte en este país. Vale. Pero si lo saben y lo asumen, la cosa entonces es mucho peor. Es que admiten y defienden una doctrina de absolutismo por la fuerza de las armas sin importar los medios empleados, donde no les importa eliminar sin conciencia alguna a los que no opinan como ellos. Eso es lo que significa el saludo romano. Y eso es lo que supone.
Naturalmente, cuando esos ademanes lo hacen los abueletes como yo, es porque son residuales de aquella época, en los que militaron en el bando de los que ganaron la guerra, y añoran el seguir siendo los capataces del cortijo. Puede considerarse hasta normal. Pero cuando es la gente joven los que apuntan a ello, solo cabe, ya digo, la posibilidad de no tener ni puta idea, o es que son alevines privilegiados de aquellas familias que, durante casi medio siglo, eran los dueños y señores de vidas y haciendas y mangonearon el poder de este país, y quieren recuperar el estatus de clase y mando en plaza. Solo hay que fijarse en el nivel de clase de los que se manifiestan, no por la libertad, si no por su libertad.
El partido ultra ya no solo imita los escraches pabloiglesistas, es que ya tienen su “movimiento transversal”, al igual que Podemos en su día. También, ¡qué cosas!, autojaleados por su canal de Intereconomía, que para eso mismo está, al igual que la Tv3 para los separatistas catalanes, pero al contrario. Este movimiento, o plataforma, lo integran estos vecinos que se autobendicen como Resistencia Democrática (aunque no respeten la democracia), grupos de veteranos ultracatólicos, como el movimiento Hazte Oír, la Asociación de Militares Españoles, autora del manifiesto apologético de Franco… En fin, dime con quién andas…
Bien. Yo no sé si a toda esta tropa se le puede llamar ultraderecha, o no. O si se mostrarán ofendidos u honrados por ello, si es que uno puede sentirse orgulloso de la prepotencia de los más sangrientos dictadores de la historia moderna. Pero se ve que sí, que no solo se asume, si no que hasta se reivindica. Y esto, democráticamente debe respetarse, aunque ellos no respeten lo contrario. Y tienen derecho a hacerse oír, aunque produzcan auténtica náusea.
Lo que ya resulta difícil de entender es que esta ideología exclusivista que provocó el estallido de la II Guerra Mundial para destruir la democracia desde dentro – puro golpismo violento y usurpación de las instituciones – vuelva a ser votada en el siglo XXI como fuerza política irruptora en la sociedad moderna, sea acogida y bienvenida por personas que se consideran demócratas, y existan jóvenes (seguro que universitarios) que aún se cuadren en el saludo fascista… Ya digo, yo, al menos, no lo comprendo.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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