“Cuenta atrás” es el título de un reciente libro de la Dra. Shanna Swan, en el que documenta y comenta los resultados de las recientes investigaciones que dan una voz de alarma importante, y que está siendo opacada por lo del cambio climático y apartada del conocimiento de la gente, pero que, unida a él, pinta un panorama apocalíptico para la humanidad… bueno, para una parte concreta de la humanidad, si hemos de ser concretos: exactamente para la raza dominante. O sea, nosotros.
En los últimos 40 años, la cantidad de espermatozoides en los hombres occidentales se ha reducido justo a la mitad, a un ritmo que oscila del 1% al 2% anual… De seguir así, el cálculo no es difícil de prever: para el 2.060, o sea, dentro de otros 40 años, podría haberse perdido la totalidad de la capacidad reproductiva… La causa son los cambios hormonales producidos por nuestra alimentación. Básicamente, por la química que ingerimos, respiramos y con la que nos relacionamos cotidianamente: detergentes, pesticidas, colorantes, insecticidas… Y no solo afectan a los seres humanos, también están empezando a cebarse en los animales…
La cuestión es: ¿podríamos llegar a extinguirnos por ese motivo?.. Si lo unimos a los cambios – nada naturales – en los hábitos individuales, es perfectamente posible. Ya sabemos que la pandemia de Cóvid ha acelerado la caída de la natalidad. Y todo esto, aparte del declive demográfico y aumento del envejecimiento en todos los campos: sistemas de salud, pensiones, educación… De hecho, se está colapsando la renovación vital natural en casi todos esos mismos campos. Pero a este guiso se le añade un factor nuevo: el enorme desafío de las inmigraciones y su pésima gestión…
Rusia, EE.UU., la propia UE… y hasta la misma China se enfrentan ya a poblaciones menguantes (en nuestro país, el censo es decreciente, pues mueren más personas que nacen). Sin embargo, África crecerá has duplicar su población en 30 años, y la India pasará pronto a ser el país más poblado del planeta. Un panorama interesante..
Esto podría frenarse con una acción mundial concertada; una especie de Pacto Verde Global; una estrategia encaminada al freno y sostenibilidad de las sustancias químicas, que llevara a un mundo exento de toxicidad… Como verán, todo apunta a lo mismo: al cambio climático. Tanto la pandemia coronavírica con la que lidiamos, y la amenaza de extinción racial, todo ello, apunta a una misma causa: el jodido medio ambiente. Un solo origen, un único motivo…
Por eso mismo también, el actual control de fronteras que se hace frente a las migraciones resulta tan inútil como catastrófico… Y encima, alimentado por las pulsiones político-populistas, tan despreciables y obtusas como las que en la actualidad padecemos. Por un lado, una población envejecida y menguante, cada vez más incapaz de sostenerse a sí misma, y por otro, millones de personas que no disponen de lo imprescindible para comer, muriendo de hambre en sus países… Y nosotros, por ejemplo, persiguiendo, demonizando y criminalizando a los “menas” (menores extranjeros no acompañados). De locos suicidas.
Es necesaria una visión integral e integradora que tenga en cuenta las necesidades de ambas sociedades. Una, que no tiene lo indispensable para vivir, y otra que desperdicia tirándolo a la basura, pero que pronto igual carecerá de lo necesario para seguir viviendo porque no nos lo vamos a poder procurar. Ambas se necesitan lo queramos o no, nos guste o no nos guste… Sin embargo, parece que no creemos lo que resulta evidente. Estamos tan increíblemente ciegos, y somos tan incapaces de advertirlo, que, al contrario de toda lógica, ponemos palos en las ruedas en vez de engrasar los ejes… y votamos partidos xenófobos y racistas que, explotando el egoísmo e insolidaridad de la sociedad, solo conducen al desastre.
Yo, afortunadamente, no lo veré… Pero mis descendientes, sí. Ellos son los que tienen que trabajárselo. Una población extinguiéndose y otra multiplicándose siempre ganará la segunda… Sí o sí… Más temprano que tarde habrá que facilitar un nuevo estatus en bien de todos, basado en la cooperación y la convivencia pacífica. El rechazo ya no cabe en una nueva sociedad, cuya parte de la raza hasta ahora dominante, se extingue por sus propios errores. La propia naturaleza está dictando su sentencia… Y si nosotros no lo hacemos por las buenas, será por las menos buenas…
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