No sé por qué ahora me he acordado de la contestación de la Reina Letizia este verano, durante sus días pasados en Miravent, a la pregunta de un reportero (un excolega, al fin y al cabo) sobre el asueto y tales días de descanso – algunos es que merecen el premio Goncourt – a la que le contestó “¿pero a ti esto te parecen vacaciones?.. – se ve que un poco enfadada por tener que dar la cara y el tipo como lo estaba dando su marido, con un suegro que se había largado ya, y con la que estaba cayendo… Pero, leches, es que es SU trabajo, y, en su caso concretamente, nadie le obligó a ceñirse semejante “corona de espinas”, todo lo contrario, tiró toda su vida anterior por el excusado y eligió libremente este empleo, así que ahora no vale quejarse. Una reina no tiene vacaciones de reina. Esos son los inconvenientes del cargo.
No obstante, muchas personas querrían las suyas. Y estar en las islas de paseo en yate entre acto y agasajo. Siempre será mejor que andar inaugurando museos, centros sociales, patronatos e infantazgos varios, y más ahora, puesta de mascarilla sobre su real faz, y aún con todo, muchos firmarían por una faena así. La diferencia entre una regia visita suya a la cooperativa san nosequé, es que a ella le regalan la caja de vino y los que lo hacen por el Inserso se la encasquetan a tanto la botella… Nunca podrá ser lo mismo, reina mía… Yo, desde luego, no querría su puesto por nada del mundo, pero no es mi caso, porque yo nací plebeyo y tampoco quise cazar… perdón, he querido decir casar, con alteza de realeza alguna, pues, de haber aprobado tales oposiciones, hubiera tenido que aceptar tales disposiciones. Que no se queje, pues puede ofender a muchos de sus vasallos y vasallas…
Que no es igual, por ejemplo, vivir en el barrio de la Zarzuela que en Vallecas. Como tampoco es igual ir por libre, aún hasta cierto punto, que caer bajo el capricho de una presidenta de comunidad madrileña como la Ayusica, que condena, castiga y aísla a los más empobrecidos de sus residentes, y, encima, como no pueden ir a trabajar y a servir a los barrios ricos, se empobrecen aún más de lo que ya son. Curiosamente, muchos y muchas asisten en familias de alto caché de los barrios de Salamanca o Gran Vía (los mismos, por cierto, que salen de “mani” como negacionistas de la pandemia vestidos de Prada, y que, ahora, despiden a sus sirvientas de Usera para no contagiarse de ellas. Cuando manifestaban ellos, los policías casi que les regalaban flores, pero a sus chachas despedidas las muelen a palos...
No residir en la capital, reina mora, tampoco debe ser mucho inconveniente para su grandeza, dadas sus circunstancias, por supuesto… Tampoco a mí me gustaría vivir allí, por mucho oso y mucho madroño que se gasten, ni en ninguna metrópoli del mundo mundial, pero cantidad de gente, muchísima, se pirran por hacerlo. Unos por que los pobres no tienen más remedio, otros por cosa de las oportunidades, otros, porque se escagarrucian vivos por vivir en capital de capitales, aunque luego, en verano, salgan echando leches para volver a la casa del pueblo o al apartamento en La Manga, o a cualquier lugar dónde puede presumir de ser de Madrizzz… aunque sea un mira-mírame-miravent mismo. Los españoles somos así, señora. Envidiosos a tope.
En esas mismas fechas se cogió unos días Fernando Simón, el gnomo del coronavirus, y, aunque prudente y discretamente, el hombre no dijo lugar ni tiempo, le pusieron como hoja de perejil, que si así ya se puede, y todo eso… Como a Illa en su momento también, y no digamos a Sánchez, que vamos, tan ricamente en su paraíso por cuenta del erario público, mientras a los súbditos de su majestad (por cierto que también en vacaciones) nos está cayendo lo que no está en los escritos… Curiosamente, no sé si se habrán fijado, a los de la oposición no les echamos en cara que vacacionen. Aunque cada uno, hasta el más tonto de la piara, tenga sus particulares Mirayvente, tonto, donde montárselo a su manera.
No sé por qué, pero somos como somos, y seguro que la preguntica esa del Tribulete, iba con esas segundas y terceras marcadas por la envidiosilla nacional. A lo mejor es que al puñetero reportero le pareció que you majestychi estaba de vacaciones de verdad, y no supo, o no quiso, reconocerle la diferencia entre trabajar y ociar… Yo mismo siempre he creído que vacacionar es tan solo que hacer algo distinto a lo que normalmente se hace, algo diferente, pero bien puedo estar equivocado… Mírenme, soy un jubilado atado a mis limitaciones de edad, de salud, de economía y sujeto observable por parte del bicho Cóvid. Apenas puedo relacionarme con los que quisiera, pero puedo escribir, eso sí, y decir todo esto que se me ocurre. Estoy atado a las mismas secuencias y rutinas repetidas cada día, y aún así me considero afortunado, si me comparo con otros, claro… Pero, ¿a vos esto os parecen vacaciones?.. Es la misma pregunta airada, pero en sentido contrario, ya me entendéis, señora…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ http://miguel2448.wixsite.com/escriburgo
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