(de Forges)
“La izquierda admite la pobreza, pero la pobreza ajena, porque los pobres siguen sin tener nada”. (L.A. Cabrera).
Es una reflexión ésta que no me gusta, pero tampoco es mentira. El ideal original es acabar con la pobreza, pero desde su principio, “a mí los pobres del mundo; a mí famélica legión”, el común-ismo, solo generó hambre para los de abajo, y “dachas” para los de arriba.
Hoy tenemos una mayor (en teoría) justicia social (que no en detalle), pero los líderes siguen en sus privilegios y altas nóminas, mientras desigualdad y pobreza se extienden. Ha cambiado la retórica, pero se mantiene la teórica… Miren los datos de la realidad económica.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
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