Los jóvenes no se miran en el espejo. Se miran en los selfies. El móvil es su espejo, espejito mágico... Un cristal con azogue transmite solo la imágen. Para los mayores es el reflejo que tenemos, y el que tememos...
Así que la gente jóven, en el selfie, cambia la imágen por la pose, la figura por la postura, el momento por el evento... ¿para qué mirarse si puede uno vivirse?, deben preguntarse.
Y quizá lleven razón. Los viejo álbumes solo sirven para recordar cómo fuimos y lo que fuimos, y lo del selfie solo son sensaciones. No es lo mismo narcisismo que hedonismo. Son solo parientes lejanos. Una foto en un espejo...
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