A mi artículo CONTRASTES le puse una cara: un crio llorando saliendo del mar en la playa del Tarajal, en Ceuta. Después, El País (27/5) le puso nombre e historia, una vez devuelto a su casa: Aschraf.
Aschraf, 13 años, fué abandonado al nacer. Lo adoptó una vecina, que murió hace cinco años. Entonces lo recogió una viuda del mismo barrio de chabolas, en Casablanca… Lo único que quería el chiquillo era poder comer y mandar algún dinero desde España…
Ahora, que alguien me diga si Aschraf no tiene el inealineable derecho humano de intentar lo que hizo… Y si no merece que se le brinde una vida mejor…
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