(de Yoy Tube)
“Es que a una le quitan la fé”, me dice una prójima próxima en conversación en una sala de espera de hospital. Tan solo es que la tenías puesta en el lugar equivocado, mal ubicada… le contesto a pié de tiesto. Por supuesto, claro, me mira raro, como recién aterrizado de Ganímedes… No es eso – intenta explicarme – convencida de su verdad absoluta: “la fe que uno hereda…”, y le corto (y lo siento, luego me arrepiento), pero la fé no es heredada, sino encontrada… Y ya la tenemos liada.
Eso es lo que se cree normalmente, que la fe te viene a través de una religión determinada, versus creencias, versus tradiciones, versus sobrenatural; cuando eso es una falacia imbuida por las iglesias… Mi interlocutora me antepone que a ella la “criaron” en esa fé, mientras yo pienso que a mí me criaron con leche de cabra. Después acaba confesándose de que hay gente que no tiene fe, y hasta lo reconocen… Pero hasta esa gente está equivocada, le contesto. Y aquí se acabó la conversación, pues no me dio opción para seguir exponiéndole mis razones, mas que no me dejara explicarle no supone que no me deje escribirlo, y es lo que hoy hago aquí por si, en uno de esos casos que ocurren, me leyera después, que ahí están los auténticos milagros que se dan.
No existe una sola persona que no tenga confianza en algo o alguien… Y confiar, viene del latín “cum fidere”, que significa literalmente “con fe en…”. Y eso no es una opción, sino una potencia, una aptitud, con la que nacemos puesta. Es una dotación del alma, la usemos, no la usemos, o la usemos mal, de la que no podemos desprendernos de ella aunque queramos creerlo, o creamos quererlo…
Ahora viene la segunda parte: pero la fe es buena, ¿no?.. Pues como herramienta que es, es buena, pero en sí misma no es ni buena ni mala, ya que todo está en el buen o mal uso que se le dé a esa fé… La fe es un arma poderosa en manos del intelecto humano; con ella se puede construir, pero también destruir. “Dile a aquella higuera que se seque, y se secará”, dice Cristo en uno de sus más enigmáticos asertos. Por eso, como arma, como herramienta, como medio, puede ser usada positiva o negativamente. Pero si hablamos de la colectiva, nos puede llevar desde una existencia perfecta al peor de los mundos posibles… según la usen y nos hagan creer los colectivos interesados.
Fíjense, a modo de ejemplo, en la fe yihadista, en el mal que siembra y en los frutos que produce una fe ciega y fanática… Todas las religiones, partidismos y patrioterismos son yihadismos de alta o baja intensidad, pues están basados en el dogma, en la ortodoxia, en el fundamentalismo. La historia de las fés colectivas de la humanidad es una concatenación de guerras que han abatido y afianzado culturas y civilizaciones en competencia directa de unas con otras. Incluso actualmente, las de ahora, son un copypega de idénticos motivos: el poder y la supremacía revestidos de economía e ideología, pues la una se esconde tras la otra. Todos los ísmos nos han llevado al mismo paroxismo.
¿Debemos entender entonces que las fés colectivas son negativas?.. En absoluto. El error está en cómo se construye esa fé y a qué va dirigida; la equivocación reside en que nadie aún ha levantado una fe personal de manera libre e individual, para luego ir coincidiendo todos en una sola y única fe holística y universal; sino que se está haciendo al revés: son fés inducidas, dirigidas, inyectadas hacia determinados fines e intereses de absolutismo y dominio… Esa fe es una argamasa defectuosa por falsa, y toda torre construida con ella son Babeles que terminarán, antes o después, derrumbándose.
La Fé solitaria, libre, descubierta y meditada, y luego cohesionada por un razonamiento común (sin imposición alguna, por propia asunción) aún está por estrenar en este mundo. El auténtico y genuíno sentido holístico de nuestro planeta en el que malsobrevivimos, sigue oculto y secuestrado al mensaje de nuestros adelantados avatares por sus propias iglesias (que dicen que son)… La mejor manera de demostrar que son falsas es que son diferentes, distintas, pues la Fe es una sola y única. Si no sentimos eso es porque hemos situado nuestras fes naturales y personales en creencias suplantadoras y erróneas.
… Es lo que decía a mi interlocutora: nadie te quita una fe que está bien orientada, y si crees que te la quitan es porque no era tuya, o no era fe, sino otra cosa con su nombre. Una impostura, en definitiva… Lo cierto es que resulta tan sencillo de entender como difícil de explicar, mucho más de aplicar: ninguna puede ser transmitida, sino encontrada por uno mismo, en solitario y en libertad; y muy pocos, una vez quitados del tutelaje férreo de las religiones, son capaces de saber buscarlas por sí mismos. Eso demuestra la ineptitud de las apliacas a través de impuestas tradiciones que son traiciones… En esta ley universal está permitido señalar, ayudar, pero está prohibido catequizar.
Tampoco espero, ni creo yo, así que no vayan a creer ustedes, que este humilde plumífero de tres al cuarto haya dado con la piedra filosofal, ni muchísimo menos… Yo sé perfectamente que la claridad de pensamiento no reside en “ver”, sino en “saber ver”, y aquí, amigos míos, cada cual ha aprendido de una forma y manera más o menos torcida: justo lo que nos han enseñado. Y todo nuevo aprendizaje ha de llevar un-desaprendizaje… No nos lo permiten, y encima es más cómodo dejarse llevar y dejarse ver.
Entiéndanme: no quiero decir que mi modo sea el más acertado, ni el mejor, ni siquiera el aconsejado; pero sí que, al menos, es una cosa: libre. He procurado romper las hormas y las normas para practicar el librepensamiento, y he pagado (y estoy pagando) mis precios… Es posible, puede ser, que la clave de bóveda esté, precisamente, en eso mismo: en enseñar a romper los moldes que nos forman y nos conforman… y deforman, para, una vez des-enjaulados de ellos, decirle al que quiera escucharnos: “bien, ya eres libre, ahora vuela por ti solo” (*)
(*) Traducción al román peregrino (que no paladino): “En verdad, en verdad os digo, que destruiré ese templo que habéis construído, del que no quedará piedra sobre piedra.”
Miguel Galindo Sánchez / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com
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