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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

MAGDALEFEMINISMO



Termino de leerme un excelente libro escrito por una norteamericana, Megan Watterson, que es teóloga (por las Universidades de Harward y Columbia) además de feminista activa y confesa – incluso vinculada al movimiento Me Too – lo que la convierte en una mezcla muy interesante… Pero más interesante aún es el título de su obra: “María Magdalena Revelada”, así como su confirmación en el feminismo a través de la teología y la investigación sobre tan misteriosa figura neotestamentaria… Creo que merece la pena comentarlo, dada mi ambivalencia de siempre sobre este tema: considero el principio femenino primordial en la historia de la creación, por un lado, y por otro me confieso receloso con los movimientos feministas arbitrarios… Es de justicia ser sincero..

La figura de María Magdalena es veneradísima en Francia, toda vez que nuestros vecinos se arrogan el honor de albergar los restos mortales de su figura. Una figura que, a despecho de la Iglesia, fue de vital importancia para el cristianismo… La tradición cuenta que, tras la resurrección de Cristo, José de Arimatea, junto con María, arribaron a las costas de Marsella, prosiguiendo en Europa la expansión de la doctrina de Jesús. Pero fue Dan Brown, con su famoso “Código da Vinci”, el que puso en candelero la figura central de una mujer que, cada día está más claro, fue combatida y relegada por un colegio apostólico, de corte y cultura judía y rabiosamente machista, que construyó una Iglesia de varones en detrimento de la mujer, sin importarle arrinconar a la Magdalena (en un gesto muy poco cristiano) en el papel de prostituta, silenciando, falseando y manipulando escritos y testimonios documentales de su verdadero papel en la historia de Jesucristo.

No es de extrañar que, ya en el I Concilio de Nicea, ordenara destruir todos los evangelios que contaran tales verdades, haciendo un Cánon con una parte (canónicos) reescritos y retocados, y despreciando el resto como apócrifos… Los demás, fueron condenados a la hoguera. Sin embargo, la Historia es el subterfugio de la Providencia, y ésta hizo que unas pocas comunidades orientales – coptas en su inmensa mayoría – los enterraran antes de tener que destruirlos… Parte de ellos son los descubiertos en1947 en Nagg Hammadí (Egipto) y que han venido a conocerse como Evangelios Gnósticos, de la palabra griega “gnosis” (conocimiento). Por muchos esfuerzos que el Vaticano ha derrochado en ocultarlos en sus ominosos Archivos y silenciarlos, una gran parte de ellos salió a la luz y a la investigación pública, y, aunque ellos, naturalmente, siguen negando su contenido, es en su “Evangelio (no reconocido, claro) de Felipe”, donde se dice:

La compañera (del griego koinonos) del Hijo del Hombre es Miriam de Magdala. El Maestro la amó más que al resto de sus discípulos, y con frecuencia la besaba en la boca…”. Algo escandaloso para una moral, sobrevenida en católica, que construyó una leyenda contraria a la entera verdad… En estos Evangelios se cuenta el enfrentamiento de Pedro con María, que no admitía que El Salvador la hubiera hecho depositaria preferente a ella de conocimientos no compartidos con ellos…

Y Leví le dijo a Pedro: “Pedro, tú estás siempre preparado para ceder a tu perpetua inclinación hacia la ira. Y ahora es exactamente eso lo que estás haciendo al cuestionar a la mujer como si fueses su adversario” (María, 10.7-8), aunque la que bien pudo ser la primera apóstol comunicó al resto de ellos – a petición de los mismos - toda la información que Jesucristo transmitió a través solo de ella. Sus seguidores habituales consta que eran 14 varones y 6 mujeres… También en María 10:9-10, Tomás increpa a Pedro: “Si El Salvador la consideró digna, ¿quién eres tú para menospreciarla?.. porque Él la conocía completamente y la amó de forma incondicional”… Lo que hizo la constituida Iglesia sobre la Cátedra de Pedro trescientos años después de los hechos fue todo un golpe de estado del hombre sobre la mujer, y el resto de la historia ya se sabe por lo sobrado: el papado.

Que una mujer se haga teóloga, aunque solo sea para rebatir el machismo histórico desde el comienzo de nuestra era llamada cristiana, eso es el verdadero feminismo… Chapeau, como dicen los de La Madelein. Ahí reside el auténtico respeto y reconocimiento… Pero el resto de “discípulas y apóstolas” que se suman a movimientos ya descontrolados (o quizá, al contrario, “controlados”) de feminismo, con el único deseo de practicar la revancha y la venganza histórica, no son de mi confianza. Y por eso recelo. Todo lo contrario a la empatía y entrega que me supone esto otro. Aquí lo comparto todo, y lo defiendo a capa y espada…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com

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