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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

LEVÁNTATE Y ANDA


(de Revista Vive)


El otro día soñé (no suelo recordar los sueños, pero este sí), que un sujeto extraño, al que, al poco, reconocí por Jesús, se adelantó entre una pequeña multitud que lo acompañaba, y, aproximándose a un no menos extraño lugar – fijo que era más cueva que tumba – gritó sin penetrar en ella: “¡Lázaro, peazo gandul, levántate y sal ya de ahí, joer!”… Así, tal cual. Después, un par de mujeres, como a modo explicatorio, le dijeron al Cristo: “la culpa es de unos muertos que lo enterraron con sus muertos… estando aún vivo”…


Como la cosa tenía pelendengues, no me digan ustedes que no, lo archivé en mi consciente, pendiente de que mi subconsciente, o esa cosa a la que llaman sincronicidad, dijeran lo que tenían que decir, si es que tenían que decir algo… A los tres o cuatro días, aterriza en las “Notificaciones” de mi cuenta en Facebook, un suelto de un Blog de Lectores, llamado El Universo Paralelo, con una entrevista a Níkola Tesla, en que dice que “somos dioses, pero lo hemos olvidado”, y una pregunta de alguien que plantea: “¿qué pasa con el ser humano tras su muerte?”..


Ni corto ni perezoso, yo contesté: “el ser humano nunca muere”, y me quedé tan pancho y tan pincho, regurgitando, como los chotos, el recuerdo del sueño que vaya usted a saber de dónde salió ni lo que fué… Hago aquí este inciso, y aprovecho para contestar a los que me dicen que “vaya una mierda de periodista que eres”, que yo nunca me consideré, ni me considero tampoco, periodista, sino más bien cronista, si acaso, y ni siquiera sé lo que soy, bien mirado y por si les sirve de algo.


Pero prosigamos, please. Si analizamos la situación del ser humano a la luz de su historia, y a los focos de la actualidad, nos encontramos más dormidos que despiertos a docenas, quizá cientos, de situaciones de las que nosotros mismos nos convencemos (con el esfuerzo de otros que desean convencernos, claro) de que las cosas son como son y no tienen solución… Un ejemplo entre muchísimos: nos llegan a las lindes de nuestros acomodados países enormes cantidades de seres humanos – humanos significa hermanos – en pateras y cayucos, que antes tratamos de hundir en el mar, o, en su defecto, hundir en la miseria de nuestro desprecio; y, a la vez, nos llegan otras enormes cantidades de seres humanos, éstos en cruceros, a los que abrimos nuestros brazos y nuestras cajas, y nuestras dudosas conciencias, como si eso tuviera que ser así y no entrara en contradicción nuestra contribución.


A mí me parece, no sé, ustedes mismos juzgarán y me juzgarán, que todos somos puñeteros Lázaros que aún no hemos sido despertados de nuestro cómodo sueño al grito de “levántate joío gandul, y echa a andar”, y que aún no hemos despertado de una muerte autoinducida, que nos viene muy bien como sopor de nuestras miserables existencias y anémicas conciencias, pero que sienta muy mal a nuestra evolución como seres vivientes… Y no confundan “vivientes” con nacer, respirar, comer, joder-nos y morir, que eso lo hacen hasta las piedras; lo de “vivir” en un ser humano es “sobrevivir” a una existencia sin final, y esto enlaza con lo del segundo párrafo de aquesta crónica.


Los que nos llamamos, o nos sentimos (no es lo mismo) humanos, estamos bendecidos/condenados a tirar del carro de una mal interpretada Creación, que no ha terminado ni siquiera de plantearse. Nos guste o no, lo creamos o no, lo queramos o no, somos parte activa (y pasiva también, y pasiva) de ella, para bien o para mal, y nuestro conocido por “libre albedrío” que lleva la conciencia de sí mismo y las consecuencias también. Y eso nos hace responsables directos de ello… Así que podemos seguir durmiendo, que no dormidos, en el fondo de nuestro cueva-tumba, o despertar de una puta vez por todas.


Discúlpenme tal exabrupto… Soy consciente que este tipo de escriturarios son incómodos, espantan y molestan. Lo capto por un par de señales contradictorias (será por la ley de los opuestos) y es que lo mismo me llegan rechazos frontales y entristecedores, que señales breves, pero ilusionantes, de personas distintas y distantes, que se interesan, y me contactan, y me comentan… No hace mucho me llegó que se están formando grupillos que me conmueven, que se juntan para sopar en esta ensalada, lo cual me satisface, y me compromete, y me responsabiliza…


Pero no me llamo a engaño, no crean. Lo curioso es que todos esos tímidos y pálidos movimientos se manifiestan lejos, muy lejos de aquí, como si ésta fuera tierra baldía… Tampoco es que me importe, ni mucho menos. También soy consciente de que nada se puede cambiar a mejor sin que exista una apertura de consciencia primero, y de conciencia después; y no se puede generar eso sin antes sentir el impulso de hacerlo; ni se puede sentir tal impulso sin que ninguna semilla haya hecho eclosión en nuestro interior.


Es un proceso lento en el que todos, ustedes y yo, nos encontramos inmersos… A lo mejor, o a lo peor, a mi me ha tocado en ese Mus ir soltando esas esporas por esas redes de Dios y del Diablo, y en esos medios que apenas son cuartillos, a ver si alguna rompiera alguna corteza oscura y protectora de vez en cuando. Y eso es lo que espero e intento, mal que bien… Pero lo que me van a perdonar es que no sepa hacerlo mejor… Lázaro, anda y levántate ya, coño ¡!



Miguel Galindo Sánchez / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com


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