(de Diferenciador)
Suele ocurrir con algunos – bastantes, diría yo – de mis artículos, en que esa parte de mis seguidores habituales, me contestan, les correspondo, comentamos… y, al final, me enriquecen más ellos a mí que yo a ellos con mi escriturajo. Y me dan carrete para otros. Aquí debo corregirme y decir que debiera utilizar el género más que el genérico, la verdad. Debo dar gracias a María José, María Antonia, María Jara, Soledad, María Garre, Concha, Mercedes, Charo… que me aceptan y me soportan, y que me aportan lo que quizá me falta para intentar remontarme sobre mi propia perspectiva. Esos casi siempre reconfortantes, o no, comentarios, contestaciones, re-contestaciones y vuelta a contestar, sobre el tema que nos ocupe, hacen que el balance se incline claramente a la columna del haber femenino, produciendo un neto superávit en las cuentas.
Ya… ya sé lo que van a pensar ustedes: ¡carajo, todo mujeres!.. pues así es. No todo mujeres, porque algunos varones hay que me hacen el honor, pero debo reconocer, a fuer de la verdad, que ni punto de comparación. Que ellas ganan por goleada y por la sobrada. Y esto resulta lo suficientemente curioso como para, al menos, comentarlo y concederle este escriturial de reflexión, si es que vosotros y vosotras, o al revés, que aquí no hay distingos ni importancia en el orden, me lo permitís.
Una de las damas antes nombradas, me dijo en una ocasión, en la que comenté esta incidencia, que podría deberse a que la mujer se sintiera más inclinada a participar que el hombre, o hacia determinados temas, quizá por su sensibilidad especialmente femenina… Y esa aportación se me quedó de rondón por el “caletre” durante largo tiempo. El suficiente como para que haya tomado plaza fija. Y añadió otra reflexión no menos interesante: que también pudiera deberse a que la mujer, por su naturaleza, tuviese menos pudor a la hora de exponer sus ideas que los hombres, más resolutivos, pero también más torpes a la hora de explayarse sin falsas vergüenzas.
Me pareció entonces que esta buena amiga nos hizo un buen retrato-robot a los varones, porque me hizo recordar, salvando las distancias, el tiempo y las circunstancias, por supuesto, en aquel reconocimiento masivo médico, en Chirivella, a la llamada del servicio militar, en que trescientos tipos desnudos ante el oficial médico y su ayudante sanitario, cruzamos las piernas en un todos a una, ocultando nuestras pudibundas, en un acto único y reflejo de todos a la vez, por el inesperado hecho de que una enfermera había entrado en el pabellón… El cierre de tijeras fue tan general y al unísono, que más de uno se pinzó dolorosamente sus atributos en un contenido y sofocado ¡ay..!
Si es así, que es cosa de la psicologías masculina y femenina, pues somos iguales pero distintos, nos guste o no, lo admitamos o no, eso me libera un tanto del falso trauma de querer ser autor solo para mujeres… Y digo falso, porque, aunque así fuera, tampoco me iba a sentir avergonzado por ello, todo lo contrario. Resultaría que, sin desearlo expresamente, conectaría con el principio femenino, desde el punto de vista holístico y universal, y eso me supondría todo un privilegio. Nada pues que objetar.
Pero no es así del todo tampoco… Y aquí se esconde un matiz importante que me gustaría compartir con cuantos ladys & gentlmans me leen. Veamos: aparte los temas sociales, políticos o económicos, que vienen a ser lo mismo, me suelo inclinar por otros, digamos que enfocados a verdades universales, espirituales; un poco dedicados al desarrollo integral individual de las personas; desmontando mitos y orientando a hitos… enfín, ya saben. ¿Es así, o no es así, pregunto a todos y a todas los y las que me leen?..
Pues vale, bien, de acuerdo, si eso es así, y no estoy errado en mi creencia, si es verdad que esos temas van dirigidos a toda persona y ser humano sin diferencia de sexos, entonces es que sí que hay diferencia de seso… Y se deduce de ello que el seso de las féminas está más afinado y dispuesto, u orientado, a cierta temática espiritual, que el de los homos. Hablo desde el sentido común y la pura lógica, dados los resultados, claro… Salvo que, como igual alega mi muy atinada amiga, los adanes seamos más tímidos y cortos que las evas en estas cuestiones. Al menos, en estos términos.
Sea como fuera, observo en mi ínterin, en el análisis de mi existencia, mis trabajos y responsabilidades (Coec, Cáritas, Juzgado…), que, de alguna forma y manera, siempre me he rodeado y/o enrollado más y mejor con mujeres que con hombres, y sin tomar la frase fuera de contexto alguno… Si confieso esa “facultad”, o dificultad, mía, es con el único propósito de analizar a fondo el tema central de este articulico de hoy. Y hasta pueden tomarlo como algo anecdótico.
Naturalmente, el misterio – o no misterio – masculino y/o femenino seguirá vaciando tinteros de tinta… Para mí (y lo digo a nivel personal) solo son dos aspectos de una misma realidad; dos polos de un mismo imán; dos fuerzas de una misma entidad; dos pensamientos de una misma inteligencia… una especie, y ustedes sepan perdonarme, de androginia forzada e imperfecta. La llamada del sexo no es otra cosa que el impulso natural a reunir lo que fue separado en los tiempos del tiempo… Lo del por qué, el motivo y la causa, lo dejaremos para otra ocasión, si les parece bien…
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
Commentaires