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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

LAS COSAS COMO (realmente) SON



En 1.975, hace aproximadamente 47 años, la antropóloga Helen Norbert-Hodge, llegó por primera vez a Ladaj, una desconocida región autónoma de Cachemira, en la India, y se topó con un pueblo que había pasado toda su existencia hasta entonces al margen de la economía global. No obstante, estas gentes disfrutaban de una muy alta calidad de vida. Los ecosistemas locales estaban sanos y la contaminación era casi que inexistente. Algunos recursos les eran difíciles de conseguir, pero sus habitantes trabajaban duro durante cuatro meses al año, dedicando el tiempo restante a la familia, a la educación de los hijos, a los amigos, a fomentar la cultura, y a disfrutar de actividades creativas…

Los ladajíes gozaban, en consecuencia, de gran variedad de manifestaciones lúdicas y culturales. Las familias vivían en cómodos, espaciosos, luminosos y salubres hogares, sobradamente adecuados a sus necesidades. Todas sus necesidades básicas, incluidas ropas, enseres, medicinas y alimentos, se producían y distribuían sin hacer uso del dinero… Cuando la científica preguntó a los ciudadanos dónde y cómo vivían los pobres, les respondían, perplejos y sorprendidos, que allí no había pobres. Y es cierto que no existía la pobreza. “Todos tenemos cuanto necesitamos para vivir, y aún nos sobra para repartir”, le contestaban…

Al ser conocida la región tan laudatoriamente, la economía local comenzó a “desarrollarse”. Lo primero que llegó fue el turismo, introduciendo productos y artilugios de la economía global, y de no necesidad. Pero la gente sí que comenzó a sentir la necesidad de dinero para adquirir lo que en otros veían como normal, y que para ellos eran caprichos lujosos. Poco a poco, los habitantes de Ladaj se orientaron hacia la economía monetaria y de consumo. Conforme ampliaban cultivos para exportar y transportar sus productos, iban haciéndose dependientes del petróleo, de la química de abonos, y de otras servidumbres. El ecosistema local empezó a degradarse al irse imponiendo los sistemas intensivos de producción… Su economía tradicional de autosuficiencia se fue desmoronando, su cultura debilitándose, y sus ciudadanos perdiendo el sentido identitario propio…

Antes de medio siglo ya estaban totalmente integrados en el sistema de la economía global. Cuando la investigadora volvió, ya anciana, los ladajíes trabajaban a destajo de sol a sol y los doce meses del año para poder estabilizar sus deudas (deuda que crecía al mismo ritmo que su “desarrollismo”), el índice de desigualdad, antes inexistente, había aparecido en un alto grado; la pobreza, antes desconocida, ahora campaba ostensiblemente; y hasta el nivel de salud poblacional había bajado acusadamente, aún y a pesar de disponer ahora más medios hospitalarios a su alcance… Había entrado el “desarrollo”, pero se había marchado la calidad de vida.

No es esto un cuento con ninguna moraleja a cuento. No lo tomen así los avisados expertos de la cosa… Es una historia real de un hecho real en un lugar y en un tiempo real. En un sitio del mundo definido y concreto. Y no existe más moraleja que la de los resultados del experimento. La lección de esto no es contra el factor “desarrollo” en sí mismo, si no en el cómo y en el cuánto. No todo es válido. Cuando una vacuna hace más daño que la enfermedad, es una mala vacuna. No sirve… Y nos traslada a un mensaje clarísimo: Que no nos confundan. Nos quieren colar “nivel de vida” por “calidad de vida”, y eso es pura falsedad y fariseísmo. Lo primero no vale absolutamente nada sin lo segundo, y lo segundo puede existir perfectamente sin necesidad de lo primero.

¿Saben qué pasa?.. que el “nivel” lleva un veneno que hace olvidarse de la “calidad”, y nos pone a pensar al revés de lo que debe de ser, y al contrario de cómo deben entenderse tales conceptos… Ese veneno se llama Consumismo. Por eso tenemos nuestra escala de valores hecha una mierda, y por eso mismo estamos esclavizados a esa mierda… Aunque no quieran creerlo, es así.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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