(de El País)
Encabeza una página del periódico El País (28/2): “Bruselas impulsa la industria del armamento comunitario con compras conjuntas”. Otra: “los arsenales estatales serán compatibles con el resto de los países”. Y otra: “no se puede excluir una escalada a nivel regional y global”. Y otra más: “se crearán almacenes de emergencia para garantizar el suministro”… Bien, si esto no es prepararse para la guerra, díganme ustedes lo que es, porque yo ya no sé lo que leo. Por si me quedara alguna duda razonable, termino con “en la nueva estrategia, el Banco Europeo de Inversiones financiará material letal”.
En román paladino está diciendo que las inversiones europeas de la banca (a esa misma a la que se le ha aupado a nuestra Nadia Calviño para la cosa del “desarrollo” (¿?), se van a destinar a armas de guerra… Mientras tanto, y al mismo tiempo, naturalmente, el canciller Scholtz se niega a entregar misiles Taurus a Kiev para, dice, “no aumentar la escalada”; y los aliados descartan enviar tropas a Ucrania, como había sugerido Macron – pero el caso es que ha sido sugerido para que Putin se dé por enterado – y ahí queda la cosa… Si esto no son declaraciones aparentemente contradictorias hechas con un fin muy determinado, pues eso mismo, que ahora vienen y me explican ustedes qu´est que c´est cé, o lo que sea.
En el mismo medio de comunicación me entero, páginas después (no me he tenido que ir muy lejos) que “Ucrania revela que España le ha suministrado misiles antitanque guiados para destruir al enemigo”… Resulta – se ve que por un involuntario olvido, claro está – que “Defensa no había hecho público hasta ahora la entrega de este armamento a Kiev”. Pues cojonudo oigan, que un despiste lo tiene cualquiera… A todo esto, la Otan, que “es una mandá”, a la que se han incorporado dos nuevos miembros, Suecia y Finlandia, calla…
Y así están las cosas en casa. No seré yo quien sume dos más dos, que ustedes ya aprendieron en el colegio y supongo se acordarán; ni voy a hacerles un análisis de lo que también doy por hecho que cada cual sabrá analizar por su parte… Tampoco voy a discutir aquí la idoneidad o no de la estrategia de gruñir y enseñar los dientes a un cabrón desorejado como este sangriento zar que tenemos por vecino, faltaría más. Pero sí señalar que a la ciudadanía europea nos están preparando un cómic de aquellos de Boixcar, ¿s´acuerdan?, el de Hazañas Bélicas, donde estaban “los buenos” y estaban “los malos”, y que nosotros, claro, somos de los buenos… Aquí es que Rusia ha intentado meterse en el patio de nuestra casa, no que nosotros hayamos intentado meterle la Otan a ellos hasta la puerta de la suya. Naturalmente que no. Aquí eso no pasa en cada casa.
Pero no voy a liarme en los andurriales de la geopolítica porque puedo salir escaldado, y bastante escaldado salgo ya de otros temas en los que sí me meto… Pero me voy a permitir reiterar antes de seguir con esto, que, al día siguiente de las citas a las que aludo al principio de éste, en el mismo diario, se ocupan de poner en su primera página que “Úrsula Von Der Layen advierte de que una guerra no es imposible”…
Poco a poco, lentamente, se nos va dejando caer la posibilidad de una conflagración bélica a escala continental, por decirlo de una manera suave, y además, no sé si lo habrán pensado, en el mismo año en que tenemos unas elecciones europeas “encima y mi zagala encueros”, como suele decir el dicho…Y tal como está el cotarro de extremosidades populistas y pocolistas a uno y otro lado del arco europarlamentario, la verdad es que no sé por dónde va a escapar la marrana, y digo lo de es-capar porque nos va a salir mal capada.
Sin embargo, fíjense bien fijados los que me leen, lo que ese detalle quiere decir en puridad: si estalla o no la guerra, en apariencia está en manos de los europolíticos, ¿no?. Y a esos políticos hemos de elegirlos nosotros antes de que se acabe el calendario, ergo si explota la cosa, será porque nosotros somos responsables subsidiarios de ello. La lectura lógica es clara, y no admite muchas dudas. Es la democracia, queridos míos, y así se entiende que funciona.
Y he aquí la reflexión de hoy, servida en bandeja de plata con su patata… caliente: no podemos responsabilizar a un pueblo ruso que está secuestrado por un tirano déspota que mata a sus opositores, ende, en teoría, solo la ciudadanía europea tiene en sus manos el giro o ratificación por arte de urna en su libertad de voto… Vale, de acuerdo, ¿se nos ha consultado a los ciudadanos si queremos el hacha de guerra o la pipa de la paz?.. No. ¿Pero qué opinamos en realidad?.. Casi estoy por decírselo: en teoría tenemos todas las ganas y más de machacar al maldito sátrapa ruso. Pero, ¿y en la práctica?.. Óiga usted, señor vecino, ¿quiere que nos liemos una guerra y nos la fumemos a medias?..
En la II Mundial, al pueblo alemán no le preguntaron, porque el pueblo alemán había votado a Hitler en mayoría, y tenía un loco responsable de la irresponsabilidad, aunque, como Hanna Ahrendt dejó escrito en su “Banalidad del Mal”, la responsabilidad moral de ese mal era de reparto general… Aquí puede pasar lo mismo. O no. Es el riesgo de las democracias representativas, que no participativas: que para no pasar por burros que coceen a nuestros enemigos, elegimos a otros burros, aunque, al final, las coces nos las llevamos nosotros. Siempre es así.
Putin también fue elegido democráticamente en su día por su propio pueblo, si a eso vamos… Deberíamos pensar en todo esto un poquico.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com
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