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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

LA NORMALIDAD




Comenta Javier Cercas en uno de sus artículos de un documental de Netflix: “Soy Georgina” (me río yo), en que la mujer de Ronaldo dice de su marido que “Cristiano es supernormal. Es más normal que la gente normal”, entre otros estúpidos sinsentidos… ¿Cómo puede salirse de la normalidad y seguir siendo normal?.. En todo caso sería un anormal, o un paranormal. En esto, o se es normal o no se es, pero no se puede ser más normal de la normalidad. Claro que esta gente, que tiene un barniz cultural superpuesto, a veces, su absoluta incultura tiene algo de bueno, y es que sus sandeces provocan que otros saquen la enjundia a lo que ellos, en sus deseos de epatar, no entienden ni de lejos. Ya Dalí dijo aquello de “yo no soy normal. Soy supernormal”, lo que implicaba una contradicción manifiesta, y él,, que era un maestro del manejo del absurdo, lo sabía, pero esta sujeta dudo que sepa lo que dijo ni por qué lo dijo…

Pero mira… al menos da para escribir un más o menos interesante articulico sobre tal concepto. Cercas aprovecha para analizar frases geniales, que, si me lo permite, yo le voy a remedar, dentro, claro, de mi humilde posición… Por ejemplo cita aquella de Lady Gaga que casi la caga: “yo ya era famosa antes de que la gente me conociera”, y no entiendo como puede ser eso, pues la fama, buena o mala, viene del conocimiento masivo, salvo, naturalmente, de un descarado y destacado egocentrismo. Yo, la verdad, no alcanzo a entender que en ellas haya una pizca de sabiduría, ni inteligencia alguna, ni tampoco quiero yo hacerme el listo en esta conclusión.

En ese espacio de frases geniales está aquel Pío Cabanillas, cinco veces ministro, que, tras las elecciones, soltaba aquella de: “¿quiénes hemos ganado?”, porque decía que hasta el perderlas conllevaba una ganancia. Filosofía pura, a poco que piensen ustedes en ella… O la de Fernando Ónega, en el más puro estilo grouxiano: “aquí cada uno va a lo suyo, menos yo, que voy a lo mío”, retratando una verdad como una catedral, y que, por cierto, entra en el terreno de la más pura y dura normalidad, ya que eso es lo corriente actualmente: que cada cual, o cada cuála, vaya a lo suyo, a su bola, sin preocuparse de lo, y de los, demás…

Lo que ocurre con esa clase de normalidad, como con otras, es que depende de los sujetos o circunstancias en que se dé… Por ejemplo, en la cofradía de los políticos, al menos aquí, en España, es casi su general y normal naturaleza… Y fíjense que acabo de pronunciar otro absurdo, pues lo natural es lo que debe ser lo normal, ya que la naturaleza es la que marca la normalidad… Sin embargo, en el triste caso de la guerra de Ucrania, podríamos decir que lo normal es la solidaridad a espuertas que está provocando en la sociedad civil europea, donde se está volcando el envío de ayuda humanitaria y acogimiento a las víctimas del desastre, los ciudadanos ucranianos… ¿es normal que así sea?.. Sí, sin duda, nos respondemos.

Y lo es… Pero lo que ya no resulta normal, si lo pensamos bien pensado, es la cantidad de asentamientos de refugiados que tenemos en esas mismas, nuestras fronteras del este, provenientes también de otras guerras tan abusivas y desastrosamente inhumanas como ésta, donde mujeres y niños están muriendo de hambre, frío, enfermedad y abandono… En este caso concreto, lo normal es el olvido de estas personas, por muy anormal que, desgraciadamente, sea…

Pero la realidad, nos guste o no, es que a unos les abrimos las puertas y a otros se las cerramos en sus mismas narices. A unos los acogemos y a otros los rechazamos… ¿Cuál de las dos normalidades es la normal?.. yo no lo sé, lo confieso, ¿alguno de ustedes lo sabe?.. Es más, ¿nos hemos planteado acaso esta sangrante dicotomía?.. ¿acaso nos hemos preguntado el por qué a unos sí y a otros no?..

Repito: No quiero que nadie pueda pensar – ya lo he dicho en anteriores – que estoy criticando la explosión solidaria que se está prestando a las víctimas inocentes de un criminal megalómano como es Putin, y los horrores provocados por seguidores y justificadores, que los y las hay. Ni que estoy poniendo en duda esta reacción. Ni muchísimo menos. Todo lo contrario. Me siento unido y reconfortado con ello. No voy por ahí… Lo que me pregunto a mí mismo y quiero hacer extensivo a los demás, ya que hoy hablo de normalidad, es si esto es normal. Y, si lo es, entonces que alguien me aclare a qué clase de normalidad pertenecen ambas, y tan opuestas, posturas. A ver: ¿el ser humano es solidario, o insolidario… normalmente hablando, claro?. La respuesta sería que ambas cosas a la vez. Vale. Pero, en tal caso, ¿qué hace que nos comportemos como lo uno y como su contrario en idénticas circunstancias?..

También me he respondido en uno anterior, pero puede que esto sea así por un par de causas: o que actuamos por causa de raza, religión, cultura, etc.; que a unos los consideramos “de los nuestros” y a los otros de esos “otros”… o que reaccionamos a impulsos de lo que “nos venden” y cómo nos lo venden los medios masivamente y en cada momento dictados por la política imperante. O puede que por ambas razones. Con los críos apaleados y lanzados al mar por el sátrapa marroquí a nuestras costas, no nos conmovieron tanto sus rostros ateridos, sus ojos perdidos, asustados y de sufrimiento, su petición desesperada de ayuda y consuelo. No… Acaso fue que no se nos ”anunció” del mismo modo. Si es por lo primero, actuamos movidos por una normalidad genética; si es por lo segundo, simplemente NO actuamos, pues estamos movidos por una normalidad informativa, o des-informativa. Entonces, resultaría hasta lógica cualquier explicación que satisfaga a nuestra mente… pero no a nuestra conciencia.

… Así que, ¿normal?, ¿anormal?, ¿supernormal?, ¿subnormal?, ¿paranormal?.. ¿o quizá solo inmoral?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

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