Las barracas murcianas de sus Fiestas de Primavera últimas, tuvieron que subir sus precios un 20%. Nadie rechistó. De hecho, todos los comederos estaban petados… También se avisaba que el coronavirus se estaba extendiendo de nuevo a un ritmo alarmante. Nadie tampoco dijo ni pío…
Acabado el festejo, eso sí, volvemos a rasgarnos las vestiduras de fariseo por las subidas en la cesta de la compra, y a llorar lágrimas cocodrileras por el repunte del virus, a ver si nos dieran la baja en el laboro…
Igual nos quejaremos por el costo de la gasolina, pero habremos dilapidado 17 millones de desplazamientos sin pestañear… No sé si es una doble moral, o es puro cinismo.
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