Existe algo en el mundo, mejor dicho, en nuestra sociedad – no le achaquemos al mundo lo que es efecto y defecto de las personas – que es tremendamente inmoral, escandaloso, deshonesto, obsceno, negativo e ilegítimo, pero que, sin embargo, es totalmente legal: que el 10% de la población mundial acumule más riqueza que el 90% restante. Montamos unos circos estrafalarios con otras desigualdades, y la principal y la más importante, el reparto de bienes entre personas y naciones, nos la trae al fresco, sin darnos cuenta (no queremos darnos cuenta) que la una es generadora de las otras… Y no estoy hablando de la sacrosanta propiedad privada, que levantaría ampollas hasta en el que tiene un par de bicicletas, pero sí, al menos, en una bien entendida justicia social en la distribución de la riqueza.
El caso es que, con motivo de la crisis actual coronavírica, es la segunda vez que ocurre (la primera fue en la del 2.012) que un grupo de cien millonarios de todo el mundo, han firmado un manifiesto por el que solicitan pagar más impuestos. Esto es tan sorprendente como insólito, y alucinante, y hasta increíble… ¿Dónde está el truco?, podemos llegar a preguntarnos. Sus primeras líneas dicen: “…No. No somos los que cuidamos enfermos en las Uci´s. No conducimos las ambulancias que los llevan a los hospitales. No llenamos los estantes de los supermercados, ni somos los que repartimos la comida puerta a puerta. Pero tenemos dinero… mucho dinero…”.
Y, ante tan epatante declaración, uno no puede dejar de preguntarse qué puñeta les impide poner ese mucho dinero que tienen al servicio de la sociedad más necesitada en estas circunstancias de calamidad económica mundial. El pagar más impuestos es una vía, claro, de donde cobran sus buenos sueldos los políticos – dicho sea de paso – pero también pueden hacerlo a través de fundaciones, colaboraciones, donaciones, etc… Que financien directamente si es que lo fiscal no funciona como ellos creen que debe funcionar… ¿O quizá haya algo que se lo impida de alguna manera?.. A mí es que no me extraña nada de nada a la altura de este teatro de marionetas…
Cuando la avaricia fiscal se ceba hasta en el caso de las donaciones, no resulta raro que hasta impida hacer caridad. Y, aunque yo prefiero llamarlo justicia social, suelto lo del óbolo (aquí se ve que solo cierran los ojos con el de San Pedro) para dar a entender mejor el injusto desafuero que supone el pagar impuestos hasta para dar limosna. Intente usted donar a un cónyuge, un hijo, un hermano, un bien cualquiera. Lo fríen a impuestos hasta en la mismísima renta… Es posible que esto les afecte también a los que tienen voluntad de hacer algo bien y actuar según su conciencia. Dado que hasta la conciencia tributa en Hacienda.
No lo sé… Puede ser también que esta ocurrencia de este centenar de multimillonarios, no les convenga al resto de millonarios. Y mucho menos a la caterva de fortunitas y “acomodados a un buen pasar”, meta usted ahí a pequeñas y medianas fortunas, gente bien pagada y políticos bien autopagados, empleos privilegiados, puertas giratorias… ya me entienden. Miren, es precisamente esa camarilla la que, en connivencia con los que rigen y dictan leyes (acuérdense de los de la casta y de la pasta) ponen e imponen el sistema fiscal. Y no se van a pisar los callos a sí mismos por subirles los impuestos a los más ricos que ellos…
Los que administran sí que saben subirse el sueldo ellos mismos en mayor proporción que a los más humildes de sus administrados, o sea, desde abajo sí que se puede cometer la tropelía, pero lo otro sería algo así como “mear p´arriba”, ¿no?.. Y a lo mejor, o a lo peor, es por eso que no hacen lo que deben de hacer. Pero sigo sin entender muy bien qué les impide juntarse esos cien y montar un chiringuitazo donde todo ese pastizal vaya a parar a la sociedad más necesitada del mismo, soslayando legalmente lo que para otras cosas sí que permiten hacer.
Es que, si de verdad de la buena es que los poderes fiscales, u otros inconfesables que no logro entender, se lo impiden, una insumisión fiscal a escala planetaria se está haciendo necesaria. Está claro que existe oscuros poderes que hasta a los más bienintencionados millonarios les ata su buena voluntad. Los mezquinos intereses del egoísmo, la insolidaridad y la más pura y dura maldad, de eso sí que no me cabe la menor duda. Pero deben existir fórmulas que evadan tan criminal injusticia, y eso sí que pone la duda en mi alma, y en mi almario…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
http://miguel2448.wixsite.com/escriburgo
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