Hablando un día de las cosas del creer (no de las coplas del querer) con un prójimo, me preguntaba éste si yo era creyente, o agnóstico...
Yo, en realidad, soy gnósticreyente, le respondí... Como creyó que le tomaba el pelo, tuve que aclarárselo: soy gnóstico con lo que me dicen que debo creer y cómo creerlo; y soy creyente con lo que me dicta mi conciencia.
Y no quise ampliar más detalles... Pero, en realidad, la gente confunde gnósis con agnósis, siendo ambos conceptos opuestos, ya que agnósis significa no-creencia, y gnósis, conocimiento. Así que, simplistamente, te llama ateo por el solo hecho de no pensar como él piensa. O sea, puro des-conocimiento.
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