Ferrovial, una empresa que ha engordado hasta límites insospechados por los contratos en obra pública, se larga del país para cotizar en otro. Del todo legal y del todo inmoral. El desagradecimiento no es delito.
Pero, además, gozaba de réditos fiscales. Desde hace tres años, esa compañía no paga el Impuesto de Sociedades. Se les procura ganancias (1.000 millones en la época Sánchez) y encima no arriman impuestos.
El Sr. Del Pino, el presidente de tan mala gente, ha demostrado lo que son… Pero España se beneficia de esa deserción, pues empresas así son una ruina para el país. No quisiera ver yo un cartel más de esos suyos que abundaban por nuestro mapa, la verdad…
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
Comentários