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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

EVALUACIÓN



Uno de los secretos mejor guardados sobre la pandemia en España, al que se le tiene auténtica fobía, es el motivo de que su gestión no está siendo evaluada de manera adecuada, externa, y por profesionales independientes. A pesar de que están insistiendo en ello desde asociaciones médicas y sanitarias, e incluso desde la propia Europa (Bruselas cada vez lo remarca con mayor acento)… Silencio en la noche, como en el tango gardeliano, aunque nada esté en calma… El gobierno dice y redice que ahora está en lo que está, y que ya vendrá el tiempo de evaluar. Pero eso es un balón fuera, y un error, y lo sabe… ¿Cuándo lo va a hacer?, ¿cuando ya no sirvan las correcciones y mejoras, porque la pandemia haya arrasado como una peste?.. ¿entonces será el momento?.. Lo elude, porque no quiere verse cuestionado ni inspeccionado. Esa es la única verdad.

En 2.017, un gobierno de derechas – Rajoy – suprimió la Agencia Estatal de Evaluación de Políticas Públicas y Calidad de los Servicios, AEVAL, y hoy, cuando más falta hace, un gobierno de izquierdas – Sánchez y sus Panchitos – tampoco les interesa ser evaluados. Y es que, en esto, como en tantas otras cosas, ambos extremos de la vara de mando son iguales. Como la vara entera… Ramón y Cajal decía aquella conocida frase de que “investigar en España es llorar”, y sigue estando vigente, pero es que evaluar en España es penar. Aquí solo se hace devaluación por parte de la oposición, y con o sin razón. Por sistema pero sin sistema, para destruir y no para construir… Aeval tenía como objetivo la promoción y evaluación, el análisis si se quiere, del resultado de la aplicación de las políticas y los programas institucionales. Pero eso lo tiraron por los bancales…

Si esa decisión se hizo para ahorrar, desde luego nos está saliendo bien cara. En el caso del coronavirus, en costo económico y en vidas humanas. En definitiva, adolecemos de una falta de evaluación, objetiva y eficaz, de las administraciones públicas, como de otras privadas pero de impacto público, y eso es un hándicap de calidad y fiabilidad en la gestión. Ellos lo ven como algo estigmatizador e inquisitorial, como una herramienta de crítica en vez de ayuda, y eso es por una desconfianza endémica. Ya no es que no se fíen de los demás, es que no se fían ni de sí mismos. It ist the question…

Ante Europa (lo ha dicho Bruselas) no solo somos el país con mayores índices de contagio, también somos el que peor está gestionando la pandemia. Y encima no se deja evaluar. Es lógico. Aquí todo se hace en base a criterios políticos, no sanitarios. No es que carezcamos de evaluadores profesionales y fiables, es que no los queremos. Incluso la propia UE nos los ha ofrecido, pero nos quedamos sordos y mudos al respecto… La evaluación es una técnica basada en un método fiable, riguroso, sistemático y transparente, de recopilación de datos y análisis de la información, que permite medir, calificar y optimizar todas las fases de una política de gestión. En este caso, de gestión sanitaria. Todo régimen democrático debe tener la garantía de una autoevaluación sin manipulación…

Y esto no es – aviso – esos fantasmales “comités de expertos” que nadie sabe por quiénes están formados, si es que existen en otra forma que no sea la mera denominación, para acallar conciencias y justificar, cuando no tapar, disparates… El problema, en el caso que nos ocupa, es la opacidad que en España existe al respecto. A nuestro propio CSIC le he leído alguna nota y comunicados, a los que, por cierto, se les aplica un sospechoso silencio desde unos medios de comunicación que, eso sí, nos machacan inmisericordes y repetidamente hasta la náusea con las crónicas de casquería coronavírica, respecto a sus investigaciones y sobre sus conclusiones. Conclusiones, como digo, que no he visto reflejadas en la opinión pública, y, mucho menos, en las versiones oficiales de esta historia de terror y maquiavelismo ilustrado.

Así que miren ustedes: tenemos pocos rastreadores (en vez de formar ajenos al sistema de salud para no restarle más medios humanos a los ya escasos de ese mismo sistema), pero es que tenemos aún menos evaluadores. Exactamente, cero. Un número patéticamente redondo… Y esto contrasta tristemente con algo muy positivo, y es que en nuestro país, incluso dentro de la propia administración pública, existen excelentes profesionales que podrían, de hecho pueden, desarrollar esta muy importante tarea. Otra cosa penosa y poco hermosa, hermana mariposa, es que a la ciudadanía se nos aplique la mordaza del miedo…. Que ignorantes, ya lo somos nosotros solos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ http://miguel2448.wixsite.com/escriburgo Todos los viernes, a las 10,30 hh. en http://www.radiotorrepacheco.es/ (87.7 f.fm.) programa especial con este artículo, que queda grabado a disposición de Vds. En YouTube

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