La Iglesia anuncia a bombo y platillo que va a devolver alrededor de un millar de sus inmatriculaciones en España. En números es menos de un 0,03% de lo apropiado, pues son 35.000 las llevadas a cabo desde 1989 por el morro.
Aquí, en la región, se reduce a un par de ermitas y una capilla. Se reserva la pasta gansa y devuelve la calderilla.
Con esta misma limosna quiere aparecer como el buen ladrón... Pero quedarse con el 99,97% de lo robado no reduce el latrocinio. Es tan ridículo que supone toda una ofensa. Y que Sánchez, que presume de izquierdas, bendiga esto, es de una mayor vergüenza y deshonestidad.
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