Mientras los países ricos acaparan dósis de vacuna y sus absurdos y egoístas negacionistas se permiten despreciarlas, el virus muta a niveles peligrosos en los más desfavorecidos por menos protegidos.
En tanto que la tasa de vacunación en Europa es del 76%, en África es del 7%, así que, en justicia, en los países más pobres se forja la amenaza a los más ricos, como consecuencia lógica a la manifiesta insolidaridad de los que no quieren compartir...
Vivimos un mundo, una sociedad, donde se está acelerando la ley de causa y efecto a igual velocidad que vivimos una vida egoísta, desigual e injusta... a ver si así aprendemos. Pero estamos ciegos. No queremos verlo.
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