La que hace unos meses se bautizó con un optimismo impostado como “nueva realidad”, camina, paso a paso y por su propio peso, a la vieja realidad de la que nació… o “la nacieron”, mejor dicho. Cada día se parece más a aquella de la escalada de contagios a la que tomábamos el pulso y la contabilidad de la curva diariamente a través de los informativos, o desinformativos, casi que mejor dicho, y que ahora, con la perspectiva puesta, parece que la hubo (desinformación), como igual parece que también hoy la hay… En nuestra región de gozos y pecados – al menos cuando esto escribo – Vamos por una media de unos 300 casos diarios y sin frenos. No está mal para una autonomía de nuestra dimensión y calibre. Hay más de 3.000 aislamientos domiciliarios, y sumando. Casi que rebasamos los 200 ingresos hospitalarios y la treintena de personas en las Uci, y subiendo. Nos acercamos a los 4.000 afectados actuales y rebasamos de nuevo el total de los curados en toda la pandemia, que son algo más de 3.000… Los fallecimientos, como un goteo que no cesa, andan alrededor de los doscientos…
Como verán, las cifras de esta nueva normalidad que nos prometían, se parecen mucho, demasiado, a los de la anterior normalidad. De hecho, casi que son peores… Esto es como una gripe pasada al borde de una fiesta, que se sale demasiado pronto, y la recaída resulta peor que la primera caída. Teníamos unas ganas locas de lanzarnos al verano que nos lamía el culo, y no guardamos los días (semanas) de precaución. Nos tiramos de cabeza desde los balcones a la vorágine de la fiestorra y la vidorra, sin las más mínimas, y lógicas, de las precauciones. Y eso, en paralelo con nuestros mentores y gestores. Con las arcas más vacías que los cerebros, y las ansias de recaudación turístichostelera a flor de piel y a punto de reventar la hiel… Demasiadas ganas para tan pocas palanganas. Resultado de las prisas: cuatro perras en el jodido morral y el bicho a sus anchas en el corral. Los de mi edad, con la fecha de caducidad próxima puesta en el envase de nuestro pellejo, nos vemos otra vez abocados a la reclusión en nuestros habitáculos (de momento, a modo de recomendación). Al fin y al cabo, no producimos, gastamos poco y cobramos menos. Somos una especie a extinguir, como las focas monje… Y la caja de pensiones agradece los pésames recibidos en nombre de la familia y en el suyo propio, pero con risa de hiena, ya me entienden…
La cuestión, de verdad, no está en nosotros, que ya somos el cortejo de acompañamiento, y para agilizarlo ya están las residencias dispuestas, no… La cuestión está en la economía, que esa sí que no permite un nuevo y general confinamiento, por mucho aplauso egotista vestido desde el himeneo del balconeo… La cuestión, amigos míos, es que el estado de las cuentas es ruinoso, y si no se rinde, se trabaja y se produce, nos hundimos en un hoyo más hediondo que una fosa séptica. Esa es la única verdad, la puñetera “nueva realidad”. Que hay que enmascarillarse hasta el culo, apretar los dientes, y ponerse a currar (los que conserven el curro, que esa es otra) tras haber holgado de modo tan desahogado y tan descabellado.
Tenemos que hacer frente al Cóvid-19 – hasta que la vacuna nos separe – conviviendo con él a pesar de él. No nos queda otra… El problema añadido es que, al ser nuestro país casi que únicamente hostelerial (permítaseme la definición), y haber recibido éste el mayor varapalo de respuesta pandémica, va a ir más gente al paro que a trabajar. Por lo que la tan cacareada recuperación habrá de pasar directamente a sacar el santo en procesión. A ver si haciendo rogativas nos remedian las lavativas… Rosarios de la aurora, sin mascarillas pero con el caput de la semana santa puestos, como remedio y penitencia. A ver si así…
Este es el panorama que tenemos y el algodón en rama de que disponemos… El Instituto de Fomento, y el CEEIC cartagenero (al cual le han añadido una E para etiquetarlo de europeo), y la Consejería de Empresa, ¡olé!.. justifican su nómina con el mediaticeo de “empresas emergentes que se centren en resolver problemas causados por la pandemia” (¿?), unos inventos a los que les llaman Startups, por eso de liar anglicalizando más las cosas. Piensan los que piensan así, que, de esa forma, pueden ser más efectivas que traduciéndolo al castellano, pues al fín y al cabo, se trata de Spain… Usted pruebe así que en esto funciona el efecto placebo, óiga…
Luego se entera uno que esas emergentes, naturalmente, pertenecen al sector de la salud únicamente. Eso mismo, sigamos sin apoyar la diversificación, maestro liendres. Del sector de la botella y la paella a la de la pipeta y la probeta… Luego, cuando esto acabe, si acaba, habrá que seguir infectando a la gente para que no tengan que cerrar y sumar al paro, que ya se sabe… Enfín, si a los profesionales de la salud les facilita las cosas y les sirve de algo, todos nos beneficiaremos al final en mayor o menor grado, ¿no?.. Eso sí, sanos pero muertos de hambre.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
http://miguel2448.wixsite.com/escriburgo
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