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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

EMERITAJE



¿Nos estamos convirtiendo todos en eméritos?.. Es la pregunta que me hago a mí mismo, dado el uso y el abuso del adjetivo calificativo, por un lado, y por otro, dado el caso que hacemos a la corrupción política imperante; a la ineptitud de nuestros mangantes de partido; y a nuestra desidia sardinera (estamos siempre de entierro de sardinas). Parece como si nos estuviéramos haciendo eméritos de nosotros mismos. Nos estamos prestando a una polarización y a un enfrentamiento que a ellos les beneficia como a los lobos que son, y a nosotros nos perjudica como a los bobos que somos…

Desde el pasado Papa, que no supo enfrentarse a su pesada obligación – de conciencia – con lo que tenía alrededor, al pasado rey nuestro de cada día, y padre y muy señor mío del actual, con el emeritaje ganado a base de corretaje, se ha hecho un buen potaje… Se ve que a tan elevadas testas no se les debía (que sí podía) aplicar lo de jubilado, o retirado, pues eso parecía demasiado populete del ojete, así que ellos no se retiran, ni se jubilan, si no que “se eméritan”, que les resulta más ventajoso. Por eso la RAE especifica que emérito es “quien se ha jubilado pero mantiene los honores y rango de sus funciones” (ya exfunciones, por cierto)… Así cualquiera. Un Papa que ya no es papa, pero sí Santidad; o un Rey que ya no es rey, pero sí Majestad… Sin responsabilidades de curro, pero con honores por el morro.

Y del Papa poco se puede hablar de trasfondo, porque no existe en el mundo gobierno más opaco, oculto, oscuro y esotérico que el Vaticano, y nada transciende en claridad; pero del Rey emérito sí que se puede saber que fue una de las figuras más firmes de la Transición. Sirvió al país para luego servirse del país. Pues luego se dedicó a la buena vida: cazar, ligar y hacer fortuna personal, al margen y al mismo tiempo que cumplía con su trabajo en la Corona. Y no es eso lo peor, si no que lo que se trabajaba lo birlaba al fisco, como cualquier evasor puñetero y sinvergonzón… Claro, que peor lo hizo Fernando VII, que pasó de ser “el Deseado” a ser “el Felón”, sin mediar meritaje por medio. Fue llegar y cargarse las libertades e implantar el absolutismo, la venganza, la represión y la muerte… Una joyica, el tío.

Pero el pueblo español aún no se ha jubilado, aunque lo parezca con tanta fiesta, comida y siesta. Y aunque lo esté deseando, que también (pero no nos podemos jubilar todos a la vez)… Ganas, no faltan. Lo que sí faltan son medios, pasta, viruta de donde mantener el sistema de pensiones, aunque sean pensiones de mierda. Y en esas estamos: los políticos de una y otra facción haciendo demagogia con ellas, mientras se las aseguran de auténtico lujo para sí mismos (en eso andan totalmente de acuerdo) y la ningunean y escasean al resto de sus súbditos, vasallos, ciudadanos, o lo que seamos, o sea, el mindundaje que los vota, los mantiene y les limpia la mierda del culo…

Los españoles del montón, los Juan Calle de la gleba, han/hemos cumplido – no todos aún – trabajando cuándo, cómo y cuánto hemos podido; pagando impuestos sin tener cuentas en Suiza; votando en urna cada vez que sus chanchulleces han provocado nuevas elecciones; aguantando, y pagando, sus gürteles, kirstchenes y metemanos de trileros; y sus componendas en las alturas de la justicia… hasta que la seguridad social te dá de baja por extinto. Pero eso no nos hace eméritos, pues lo que hacemos (y/o hemos hecho) no tiene mérito: solo es tratar de vivir como podemos para que ellos vivan mejor que nadie…

Ellos, los eméritos, son altos comisionistas y puertacorredoristas, que, mientras nos venden una imagen impóluta y ejemplar, manejan cuentas opacas y grandes transferencias; y llegan a tratos oscuros con grandes empresas a cambio de servicios en el gobierno; y los que pueden se hacen con amantes pimpantes. Mientras nosotros realizamos el milagro de llegar a fin de mes llevando a cuestas la factura de la luz… Cuando Mariano Rajoy, por ejemplo no ejemplar, y cuyo partido se especializó en prácticas mafiosas bajo su mando, asegura que al Rey Juan Carlos no se le ha hecho justicia, es que, en el fondo de sus bajos fondos, se está refiriendo a sí mismo y a su banda. Y se está justificando con los suyos a través del gran emérito.

Eso es psicología básica. Declaraciones cuarteleras mezcladas con los “yo no sé”, “no me acuerdo”, “no lo conozco”, “no me consta”, “no nada”, soltadas para la galería y para los tontos de capirote… Ahora, o luego, cuando lo lean, me responden con eso de lo de “y tú más”, y ya cerramos el círculo y abrimos el diálogo de besugos… Vale pues… A lo que íbamos: ¿Somos más jubilados?, ¿o más retirados?, ¿o más pensionistas?, ¿o más eméritos?.. Lo que sí somos es más gilipollas.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

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