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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

EL RESULTADO DE MI CONSULTA



Me han ido enviando mensajes, whatshaps, emails y recados sobre “Otra vuelta de tuerca”… En general, los que me siguen no quieren que deje de escribir. Y lo que acabo de poner aquí no deja de ser una gilipolluá, pues por eso mismo me siguen, claro… Empatan los cortos con los largos, con una ligera inclinación de la balanza hacia los largos. Casi todos me animan a que siga, si bien la mayoría dicen entenderlo y respetar mi decisión, lo cual agradezco, ya que, en mi situación, o quizá por edad, o puede que por ambas cosas, no me siento comprometido con nadie como antes. El compromiso a estas alturas es algo muy relativo, como ustedes comprenderán…

Pero ha habido una dama sudamericana, argentina afincada en España (me ruega que, si la cito, no revele su nombre) que su comentario me ha llamado mucho la atención por lo curioso: dice que “ser escritor gratuíto es una anomalía de la que la sociedad no debería prescindir”… Luego, aclara, que “ser” escritor por oficio no siempre significa “sentirse” escritor por beneficio, y que una obligación no le llega a las suelas a una devoción… Y eso, créanme, me ha dado que pensar durante un tiempo. Piénsenlo Vds. también. Otro amigo me dice que todo depende de la necesidad que yo sienta por escribir, y no de la satisfacción que puedan sentir otros por leerme… Muy cierto todo ello.

Así que he decidido, de momento al menos, y mientras sienta la necesidad de ser una anomalía (fundiendo ambas opiniones) en seguir con la tabarra, si bien que tomándome un tiempo para darle aún un par de vueltas… Es que ya voy sintiendo cierto cansancio de trajinar el agua y llevarlos a ignorados molinos que ni sé si existen. Así que, es posible, que, como todo con lo que he cargado en mi vida, me vaya jubilando de todo poco a poco, hoy de una cosa, mañana de otra… Puede, no lo sé, pero puede que vaya alternando los mensajes, hoy el breve, mañana la breva…; luego a limitar mi presencia a una cita semanal (como empecé hace 40 años); y así hasta desaparecer de una memoria colectiva cada vez menos selectiva. Gradualmente, o de repente. Ni yo mismo lo sé aún.

En fin… No me gustaría dejar huérfanos antes de morir del todo (tengo un programa de radio que me mantiene vivo por el hecho de que voy a la montaña del eco, grito mi parida, y el eco me responde)… Una especie de ilusión, al fin y al cabo. Pero todo llegará a su fin, más pronto que tarde. Me consta que soy un tipo de rareza (el “eres un bicho raro” es un cromo repetido en el álbum de la vida), pero a toda rareza le llega la falta de fortaleza…

Lo que sí es cierto, no lo puedo evitar, es que cada vez veo más alejado el sol naciente, y cada vez más cerca el poniente. No sé si es intuición o agotamiento, pero es así… Uno se levanta cada mañana, marcha al ponedero, cooc, cooc, cooc, pone su huevo del día, y luego, convierte la gallina en gallo: ¡ kikiriqui!.. ¿álguien está ahí?.. y yo solo escucho mi propio cloqueo. O el gallinero está vacío, o el que está vacío soy yo… Bueno, pienso entonces, alguien se comerá ese huevo… Pero a lo peor no se lo come nadie.

¿Comprenden la metáfora?.. pues no es muy difícil de entender. Hay otra duda, que, ya una vez puestos (los huevos), también voy a compartir con los que me sigan hasta aquí, y es que, me confieso padre que, a veces, me asaltan voces cercanas que me dicen, por lo que opino y escribo, que es que yo me creo superior a los demás… y a mí me enseñaron los del Ripalda que eso es un pecado de soberbia. Y que no hay otra penitencia para tala pecado que verse y sentirse solo; que la soledad es el castigo de los soberbio; o eso, o el voto del silencio, aparte de doce padrenuestros y diez avemarías… Y, a lo peor, todo esto viene a formar parte y arte del hostión por gilipuertas que soy…

Todo esto es lo que pasa cuando uno se pregunta a sí mismo si lo que hace sirve de algo a alguien, o solo sirve de Pepito Grillo a los que les sobran los pepitos grillos por los cuatro costados, y ni falta que les hace, pues esos bichos chillones no le sirvieron ni a Pinocho. Solo valen para hacer ruido, nada más… Así es que, si así fuera, y creo que sí, ustedes me sabrán disculpar, u olvidar, o ponerme en mi sitio, que, llegado el momento, haré un “mutis en escena” que ni levantarán el culo de la butaca de aqueste teatro…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com

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