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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

EL PRECIO DEL DINERO



(de Vecteezy)


Dinero viene de Denario, la palabra romana que definía el precio de diez “ases”; y denario deriva a salario (salarium), que era como se dominaba la paga de los amos a los sirvientes, ya que, salvo algunos privilegiados que recibían un “pecunium”, por lo general se hacía en medidas de sal, gracias a la cual podían conservar los alimentos que guardaban para subsistir… Si se fijan, la concepción del dinero no ha variado un ápice desde hace dos mil años, ni tampoco de más atrás, no vayan ustedes a pensar. Sigue siendo el mismo: el costo de nuestra subsistencia.


No de la de los repartidores de sal, si no de sus siervos y servidores, o sea, el resto de los demás, todos nosotros. Pero, además, la invención del dinero como tal – jodido invento del jodido demonio – se hizo con una peculiaridad añadida: cuánto más pidamos al amo para vivir con dignidad, a mayor precio nos pone el amo el costo de la sal. Incluso, a ser posible, y rizando el rizo, nos la encarece por encima del valor de nuestro trabajo, para que, además, tengamos que pagarle intereses por lo que cobramos, esto es: pagar por trabajar.


Nuestros amos solo tuvieron que dar una vuelta de tuerca al sistema, y poner precio al mismísimo dinero, con el fin de vendernos nuestro propio dinero. Esa es la estrategia a la que ellos, los amos, son adeptos, y nosotros, los siervos, somos adictos… Lo más simple es que usted produce, ellos lo convierten en dinero comprándoselo en sal, y luego se lo vuelven a vender a usted a un costo muy superior al que le han pagado. Básicamente es así con todo… Si buscamos, encontramos que el comercio mundial está en manos de grandes trusts y oligarquías financieras y distribuidoras. Elemental, querido Wattson, Desde la energía hasta las patatas.


Una vez caídos en esta trampa, se nos inocula el virus del consumismo, se nos cuenta el cuento de la globalización, y nosotros mismos en masa nos ponemos la soga al cuello y le pasamos el cabo a nuestros amos para que nos estrangulen a su exclusivo interés. Como el que pesca atún a caña: suelta un poco, pega un tirón fuerte; dá sedal, recoge más que dá, y así… Lo de la carestía son circunstancias que ellos mismos provocan para establecer unas “leyes de mercado” también inventadas por nuestros ya saqueadores amos. Y esto es lo que hay: unos muchos trabajando para que unos pocos se enriquezcan con el fruto del trabajo de esos muchos, vendiéndoles su propio producto…


Un ejemplo tácito lo tuvimos con Garamendi, el presidente de la patronal a nivel nacional, un sujeto que se hace contratar por los empresarios, pasarse de autónomo a nómina, y encima ponerse un sueldo superior al que cobra el mismísimo Rey: 400.000 euros anuales. Pero lo que ilustra el despropósito es que, al mismo tiempo que tan burda y groseramente se autoprecia a sí mismo, se oponía brutalmente a la subida de quince cochinos euros al Salario Mínimo Interprofesional. Este tipo gana en un solo día lo que los del SMI ganan en todo el mes. Los banqueros y políticos hacen exactamente igual…


A esto hemos llegado, y esto es lo que aceptamos mansamente, y aplaudimos incesantemente. La excusa normalmente utilizada es la cosa de la responsabilidad y la importancia de “su trabajo” con acorde a su remuneración, pero, honradamente, ¿usted, de verdad, en serio, cree que es así?.. Miren: yo me tiré más de treinta años siendo un alto gilipollas local, comarcal y regional de los empresarios, entre otros tantos y tontos honores, y no solo no cobré un solo duro por ello, si no que puse dineros y denarios, y sales y salarios, de mi bolsillo y de mi negocio.


Bueno… pues así está montado ahora todo el chiringuito, desde tales “profesionales” de la mangancia, grandes empresarios, e incluso toda – digamos casi toda – la clase política que se afana en que creamos que “trabajan” por y para nosotros. Y sus desproporcionados haberes, proporcionados a nuestros también desproporcionados “agujeros”, se los pagan a sí mismos de los impuestos que nos encasquetan a los ciudadanos-siervos.


Desde alcaldes que se ponen nóminas por encima de la renta media de los de sus pueblos, a consejeros, directores generales, presidentes, diputados y senadores, paniaguados de toda laya y condición, y un etcétera más largo que un tren-mercancías…Representar es cobrar, y los representados que se den por bien ordeñados, pues hasta prefieren negarle parte de su autoextraído salario para dárselo a otros ajenos (Sistema de Licitaciones).


Como podrán comprobar, lo que ha cambiado del denario acá, son las formas, el vestuario, las etiquetas y la apariencia, pero no la experiencia, que es exactamente igual y lo mismo: la manipulación del precio del dinero manipulando el precio de las cosas (también funciona al revés)… pero de las cosas que usted mismo produce y fabrica y consume. Y seguimos engañándonos nosotros solos y a nosotros mismos.


Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

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