Hay gente, masa, como los negacionistas, por ejemplo, de cerebro árido y desolado, en los que es fácil, muy fácil, que arraiguen las teorías conspiranóicas más absurdas y torcaces. También hay muchas personas de entre el montón, buena gente básicamente, y de mediana cultura, que, según vengan adobadas y presentadas esas teorías, se las tragan de buen grado, y las ves flotar como moñigos en el mar de esas redes de Dios… Incluso que alguna celebrity, como mi tocayo Bosé, pueda caer en tales errores, lo único que demuestra es que cantar bien no es sinónimo de cultura. Pero que personas de una gran talla intelectual como Javier Marías, acuse de “terrorismo informativo” ciertas actuaciones de determinados medios, más dirigidos que guiados, eso, es verdad, no es como para tomárselo a cachondeo. En modo alguno este hombre es un inculto…
Y este hombre narra la experiencia de un programa matinal de TVE en el que, el conductor del mismo y la presentadora-enviada, conectaron con un médico del Escorial, al que se enfrentaron dialécticamente con una falta de profesionalidad imperdonable, porque el buen doctor no se sujetaba al guión del catastrofismo que ambos querían imponer desde la cadena, incluso contradiciendo su formada opinión médica con formas groseras, impertinentes, y sospechosamente manipuladoras (dominical E.P., 6/9)… Así como también – esta vez incluso citando nombres – ver y escuchar “con una torpeza infinita”, anunciar con una gran sonrisa y expresión triunfal el que “España lidera ya el número de contagios en Europa, habiendo batido el récord en un solo día”, donde el escritor se pregunta a qué se puede deber esa “propensión aviesa”, o si esa intencionalidad oculta se debe a cumplir ciertas instrucciones, salvo que sea puro amarillismo informativo… Y sigue citando varios ejemplos más de tan anormal comportamiento.
Acusar de amarillismo a la cadena informativa pública, dependiente del Estado y del Gobierno de turno, aun siendo fuerte el adjetivo, no va muy descaminado, en cuanto a que los gobiernos suelen usarlas, manipular sus contenidos, y abusar de su dirigismo, según los intereses políticos del momento. Eso es verdad desde que TVE es TVE… Aquí, en España, al contrario que la BBC inglesa, por ejemplo, que es la cadena que garantiza el rigor y la equidad informativa sobre las distintas tendencias e intereses de las privadas, en nuestro país es justo al revés: las cadenas estatal y autonómicas se convierten en la voz de su amo, y se ponen al servicio y consignas del poder político de turno que les paga sus sueldos… Una solemne deslealtad e inmoralidad, por cierto, pues no les paga el político, que es un mero administrador del dinero público, si no la ciudadanía que pone ese dinero, por lo que su lealtad informativa se la deben, si acaso, a los ciudadanos que les pagan, no al político que le manda. (Comparen nuestra vergonzosa 7 con la calidad y la “cualidad” de sus profesionales, por ejemplo.).
Pero Javier Marías se pregunta, en definitiva, como muchas personas también se preguntan, y yo mismo me pregunto igual, a qué se debe tal fenómeno. Si no a “terrorismo”, como él lo califica, sí que es un “abuso informativo” al que se nos somete, desde casi todos los medios de este país, constante y machaconamente, como único monotema, monocorde e inmisericorde, sobre todo lo negativo de esta pandemia, desde que empezó esta película de miedo. Últimamente no se consienten el mínimo optimismo ni el menor alivio, dice el autor. Y añade que “todo parece ir dirigido a que la pandemia luzca cuan terrible es, o más si cabe…”
Lo que a mí no me cabe duda, es que el desastre económico y sanitario existe, que el Cóvid-19 es una realidad, y que la pandemia en España es un azote de padre y muy señor mío. Eso es innegable… Y yo creo que Marías no es un negacionista de esa realidad. Lo que pienso es que está señalando que, por algún motivo que se nos escapa, estamos siendo víctimas de una desinformación, atiborrándonos con otra información sobrecargada de tintas… Y miren, en eso sí que puede llevar razón. Lo que no cazo son los motivos. Han/hemos logrado que España sea rechazada como destino turístico por toda Europa. Los perjuicios económicos han sido considerables, y cada día que pasa nos empobrecemos más y más. Por otro lado, la ciudadanía está desmotivada, machacada, con su trabajo destruyéndose por semanas… ¿Es eso lo que se busca?. Me cuesta trabajo creerlo…
¿O es que nuestros gobernantes prefieren la mansedumbre del don-ángel-sí-señor, aunque todo se vaya a pique?.. Es el modelo Maduro, Erdogán, Bolsonaro, Trump… Es la pregunta que, al final, queda flotando tras las dudas de Marías… Es que, miren ustedes, la verdad, nada amansa tanto como el miedo. Y estamos siendo sometidos y somatizados - y ya no digo sodomizados - a un miedo permanente y absorvente… Y eso no puede ser bueno.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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