Dicen los enviados a Bruselas a cubrir lo de las negociaciones para las ayudas comunitarias sobre la reconstrucción del desastre coronavírico, del uno y del otro lado del Mississippi, que Sánchez estuvo más bien silencioso. Y todos coinciden que el francés y la alemana llevaban la voz cantante, con Ángela Merkel como directora de orquesta. Como debe ser. Igual la estrategia era esa: “tú, Pedro, calladico estás más bonico, déjame a mí…”. Existe unanimidad de crónicas en que fue doña Ángela la que le echó los pulsos más duros a los de los países bajos. Quien puede, puede, y ella es quien tiene la fuerza. Luego, aquí, a nuestro presidente se le hizo el pasillo y la ola, y se le recibió con palmas y olivos, pero el agradecimiento, por esta vez, hemos de enviarlo a Alemania.
El caso es que el Plan Marshall europeo se ha puesto en marcha, y el maná le llega a España en plena sequía económica… “La miés es mucha, y los brazos son pocos”, dice la parábola, sí, pocos brazos para trabajar, pero las manos abiertas para recibir son muchísimas, y ahora toca repartir con equidad y justicia, pues hay que dar cuentas sin trampas a la UE de cómo y dónde se emplea lo recibido. Ciento cuarenta mil millones de euros, entre préstamos y subsidios, no es moco de pavo. A llegar en siete años. Si nos damos cuenta, es diez veces más de lo que nos beneficiamos de Europa cada año, dos mil millones, entre lo que nos llega y lo que aportamos… Y es también el doble, por cierto, de lo que mi amigo y paisano Pedro Saura dispone de presupuesto anual para Fomento. O sea, que no es ninguna broma…
El trabajo que ahora viene es de una responsabilidad absoluta. Hay que saber justificarlos, saber destinarlos, y lo que es más importante, no dilapidar un solo céntimo. Tenemos ahí a un Rutte – el que va a su trabajo de primer ministro de Holanda en bicicleta – que no nos va a quitar la vista de encima un solo momento, pues se ha reservado el derecho a veto y puede paralizar la teta en el momento que vea algo raro. Que ahora se precisa más sobriedad que nunca, y aquí somos muy dados a sacar la guitarra y vestirnos de faralaes, y a saltar cuanta verja festera y santera se nos ponga por delante, y justificarlo todo a base de palmas y olés.
Así que hemos de hacer el famoso Curso de Milagros, pues de lo que nos van a examinar va a ser de la multiplicación de los panes y los peces, con virguería incluida. Este requiere un Plan Nacional de Reformas que se cumplimente dentro del Plan Europeo por la Recuperación, con proyectos de calado y de calidad. Y abordar una reforma fiscal que abunde en reducir la sima de pobreza en España, dada por la enorme brecha de desigualdad existente. Eso debería de ser lo prioritario…Es que, mire, somos la cuarta economía de Europa, sí, donde se debe tocar a un jamón por familia, según la media, pero donde hay quién se come cuatro mientras otros muchos no se comen ninguno, usted ya me entiende…
E igual hay muchos agujeros que tapar, y muchas bocas abiertas que alimentar, y otras que callar… Educación, sanidad, turismo, reindustrialización, investigación y desarrollo… Y todo eso hay que aderezarlo, complementarlo, acordarlo… ¿con quién?.. pues no se me ocurre otra cosa mejor que responder que con los agentes sociales. No me fío de los agentes políticos. En España están demostrando por lo sobrado que solo les importan sus intereses de partido, y de poder personal, no los del país. Han convertido el parlamento en un fangal donde insultarse y tirarse a la cara su propia mierda, donde la oposición solo juega a destruir, y el resto de buitres vende sus apoyos a cambio del ¿y tú que me das a cambio?..
Hay otro agente del que no me fío tampoco en absoluto, y es la banca, que nos debe a los españoles aún 64.000 millones de euros del dinero público con que fue rescatada en la crisis del 2.008, y no solo no los devuelve, si no que aún sangra, y abusa, y desahucia a familias enteras para vender sus casas a fondos buitre, y ahorca a toda pyme que se le ponga por delante de por vida… Si echa mano a parte de esos fondos será para negociarlos, venderlos, y ganar dinero con ellos. Su negocio es lo único que ven, no la ayuda, ni la recuperación, ni reconstrucción alguna.
Así que soy prudentemente optimista y medianamente realista. Este es un país de mangantes, chorizos y trileros, y ocupan las instituciones para verlos caer (los doblones) en su bolsa cuando se los ponen fáciles. Tengo la esperanza de que Europa actúe como corresponda con nosotros, sinvergüenzas incluidos…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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