(de Top Comunicación)
Leo a A. Montiel rememorar sus rotativescas memorias y su conjuramentación con el “lector del papel” durante toda su vida. Como muchos. Como yo mismo. Hace bastantes años surgió un inversor tan enamorado del papel como nosotros…
Un buen amigo y yo le buscamos la cabecera, los corresponsales y colaboradores, y hasta la dirección. Todo… Al final se arrugó como ese mismo papel.
Una lástima. La cosa hoy es que aún queda papel, todavía quedan lectores, pero ya no quedan quioskos. Desaparecen más rápido que los chopos, y se adelanta al ocaso de la prensa escrita. ¿Será su final?.. Se admiten apuestas.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
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