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Foto del escritorMiguel Galindo Sánchez

ECONOVIRUS



El reguero del desastre económico que está dejando la pandemia del coronavirus es apocalíptico: millones de negocios cerrados, muchos más millones de empleos perdidos, y otros tantos de personas a la espera de recuperar el suyo; deudas públicas (y privadas) disparadas… La nuestra, especialmente, aquí, en España, es brutal, la de unos números que nos condicionarán durante muchos años… El analista económico Matthew Lynn afirma que la economía mundial sufre un colapso nunca visto desde la Gran Depresión. Ni siquiera comparable a la reciente crisis económica del 2.012…

…Y, sin embargo, como atinadamente observa este especialista, no existe correlato de esta hecatombre en los mercados financieros, en las bolsas… Según este autor, una circunstancia rara, extraña y absolutamente enigmática. Mientras el mundo se empobrece, se asiste a unas alzas bursátiles épicas, desde las criptomonedas hasta Tesla, pasando por ese ataque de pequeños operadores a los grandes fondos de cobertura norteamericanos, y que calentó la cotización de oscuras empresas a niveles impensables… Por eso este experto se atreve a afirmar que “nunca ningún apocalipsis llegó a ser tan rentable”…

... No obstante, quizá la clave anide dentro de ese mismo análisis. Admite que, mientras el mundo se empobrece a pasos agigantados, los mercados bursátiles y financieros suben como la espuma… No hay que ser ningún lince para ver que no es otra cosa que un empeoramiento de la distribución de la riqueza, o de la renta, a nivel global. De la pandemia se han servido para que los ricos sean más ricos, y los muy ricos se hagan inmensamente ricos, a costa de que la clase media pase a la escasez, y los pobres a rematadamente pobres.

O sea, el Cóvid se ha utilizado especulativamente, y eso solo puede proporcionar unos mayores niveles de desigualdad, si cabe, toda vez que el capital, el gran capital, solo tiene una manera de recoger lo que cree que es suyo y le pertenece por derecho: quitándoselo a los que menos tienen, incluso a los que disponen de lo justo para sobrevivir… No es ciencia ficción esto, ni mucho menos… Ya ocurrió en “los felices años 20”, en que unos pocos “Gran Gatsby´s” chorreaban dinero entre una casi generalizada pobreza en medio de aquella que se llamó Gran Depresión.

Aquí, en nuestro ya muy empobrecido país, para abundar en el ejemplo que Lynn expone de la economía global, la pandemia ha hecho retroceder el salario medio un 3´1%, la mayor caída en 50 años, mientras los señores del Íbex han obtenido ganancias muy superiores de la pobreza general… Curiosamente, por lo que respecta a nuestra región, un estudio de Adecco señala que, a finales del 2020, los sueldos bajaron en todo el país creciendo únicamente en Murcia (¿!)… Claro, tiene una explicación: al ser los salarios de aquí los más bajos de España, baste que los demás pierdan mucho para que el más pobre parezca menos pobre. Cuestión de óptica. Otra forma de decirlo es que, al final, la pobreza nos iguala a todos…

A ver, ¿por qué están cerrando oficinas bancarias y cajeros automáticos en todos los pueblos?.. pues porque hay menos dinero circulante en los de abajo, y los de arriba no necesitan ni cajeros ni oficinas bancarias. Un dato: la retirada de dinero ha caído un 32% en el año que llevamos de pandemia. Eso quiere decir algo, ¿no?.. Tan solo el sector de alimentación obtiene beneficios. Mercadona ha repartido un plus entre sus empleados. Es el único. El circulante de base se usa para comprar comida. Es el “porsiacaso” del último recurso…

No es que yo sea economista, ni nada parecido, pero me sé lo de los vasos comunicantes que me enseñaron en la escuela, y que es la lógica más aplicada a la economía, o al menos la que debería ser, aunque no lo sea… Naturalmente, cuando se trampea el sistema, y se hace de forma exagerada, unos vasos rebosan a costa de que otros se sequen. Pura física, al fín y al cabo. Todo efecto tiene una causa. Es como ver apiñados entre los plásticos de una terraza a la gente (porque fuera hace frio), pactar con la autoridad competente la no intervención ni aparición, y protestar luego porque al pueblo le ha subido el índice de contagios y toman medidas contra él. Que una cosa es consecuencia de la otra.

En lo del dinero, los grandes de siempre han zancadilleado a los chicos. Siempre. Y se han aprovechado de ellos… Y en lo del virus nos zancadilleamos a nosotros mismos los unos a los otros. Y nos hacemos trampas estúpidamente entre nosotros. Mientras tanto, el dinero, cobarde y rata, huye de unos bolsillos a otros, del frio de la soledad al calor de la compañía… Y es que el dinero llama al dinero, es más, se lo ordena…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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