Estoy escribiendo éste, en el fin de semana de la nevada histórica en Madrid (copa los telediarios de todos los canales nacionales a todas horas de todos los días), y en el que aquí, en nuestra región, también se bate el récord de contagios desde que llegó la pandemia (multiplicado por diez desde que comenzó). Lo digo, por situar a los que meleen en el momento de los acontecimientos. Parace que se está acabando el mundo, y, de hecho, algo del mundo se está acabando…
Le presto atención – me gusta machacarme – a nuestra inefable “la 7”, canal regional por la gracia de la comunidad autónoma y al servicio especial de su no menos graciosa majestad, el presidente de turno. La cosa es berlanguiana. Muestran cantidad de gentes y familias que se han saltado todos los confinamientos habidos y por haber, por la “ineludible obligación de ir a ver la nieve”. Todos tan felices y contentos, a pesar de saber los avisos y los riesgos. Todos tan idiotas e irresponsables… Y la no menos inefable informadora, congratulándose de ello. Solo minutos antes, el de Sanidad había pedido, rogado, suplicado, casi con lágrimas en sus estrábicos ojos, que la gente se quedara en su casa, que, por favor, dejaran de salir y relacionarse, que estamos en nivel crítico, al borde del colapso… Días después, se supo que esa “gente” había arruinado con sus coches y sus estupideces los sembrados bajo la nieve…
En el mismo noticiario, la misma lora soltaba y saltaba, jubilosa ella, que esa romería había provocado que “los bares y restaurantes de la zona estuviera a reventar, y que se hallaban al completo”… Solo minutos antes, otro cuentacuentos del mismo ente, había explicado las protestas que, en la misma comarca y lugar, los profesionales de la hostelería habían llevado a cabo, por ya saben ustedes qué… Enfín, una sociedad de pena. Y los informadores, solidarizándose tanto con lo uno como con su contrario. Yo no sabía a estas alturas, ignorante que soy, si ensalzar al compungido portavoz de Sanidad o a los desaaprensivos domingueros que montaban la procesión de la nieve. O si en verdad los hosteleros se estaban poniendo las botas, sin pisar esa nieve, o se estaaban arruinando… De locos con mocos.
…Por cierto, que a los del gremio del cubierto, y con todos mis respetos, les aconsejaría cambiar el mensaje de la pancarta, por lo quemado y poco entendido. Lo de “la hostelería no es el problema, es parte de la solución” (¿?) es una afrase muy leída pero que, en este caso, encierra media verdad y una falsedad. Cierto ue no es el problema, es solo parte del problema, pues el problema son/somos sus propios clientes. Pero lo de ser parte de la solución… enfín, ya me dirán por qué…
En cuanto a la nevada madrileña, tampoco es menos incongruente. El fín de semana entero con la primera cadena contando hasta la saciedad loas mismas incidencias (muchas de chiste, porque no tienen más que contar) repetidas una, y otra, y otra vez, para luego, conectar con los informativos y volver a repetir todo hasta la náusea… Aquí, la información (a mí me parece desinformación) no puede ser más peripatética y dirigida… Resulta que un 77% de los que quedaron aislados en la M.30 eran de los romeros de la nieve, de salida a Guadarrama y a los múltiples pueblos serranos, a pesar de haber sido advertidos por la Aemet de lo que se venía encima. El resto, pues ya saben, camioneros, gente de ida o vuelta al trabajo, traslados y despistados. Curiosamente, estos pocos se quejaban, y los otros muchos eran los que protestaban. Aún cuando los adoradores del rito de la escapada sabían y conocían el riesgo que se había hecho público a lo largo de las 48 horas precedentes. Las previsiones se conocían perfectamente, y el consejo era quedfarse en casa.
Enfín, lo que sí es cierto, es que para la oposición, un temporal de estos se lo pone en bandeja para “solidarizarse” con los cofrades procesionarios de nieve y poner a parir al gobierno de turno. Unos atacan como saben y otros se defienden como pueden. Y también ambos olvidan que los mismos que hoy soportan las críticas, hace año crucificaron al de Rajoy por lo mismo. Y los que hoy retuercen los cataplines no se acuerdan que ayer fueron acusados de lo mismo que ahora acusan ellos a los otros…
Poca nobleza hay en la actitud de los políticos. Y mucha mediocridad en ella. Pero su actitud viene de la aptitud del pueblo que gobiernan, y del cual provienen ellos mismos. Irresponsables y contradictorias en la vida ciudadana… y chorizos todos en la política.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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