Existe una gran falsificación en la idea de que los pueblos y las ciudades se hicieron para las personas y no para los coches, que aceptamos de buen grado sin deber hacerlo: Hoy, el 85% de su espacio está destinado a la circulación de vehículos a motor, no al paseante.
Cambiará el coche de gasolina al eléctrico, y contaminará menos, pero el espacio, y los ruidos de ese espacio, seguirán sin estar reservados a las personas, como fué en un principio...
No es natural que queramos vivir en lugares que son de los coches y para los coches, no de humanos para seres humanos. De hecho, hemos pasado de ser peatones a ser enemigos de los peatones.
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