No hace mucho, levantando el suelo de la Plaza Mayor de Tauste (Zaragoza) el encargado de la obra encontró bajo el pavimento una botella de tinto bodeguero, pero que, en lugar del aguerrido vinorro, llevaba dentro papeles, monedas, documentos y cosas así… Una especie de “cápsula del tiempo”, o lo más parecido a eso. En vez de golpear el gollete allí mismo e inspeccionar el contenido, dominó su natural curiosidad y lo entregó, tal cual, a una restauradora reconocida y autorizada, que, bajo su especializada mano, a pesar del mal estado de conservación del material encerrado, pudo reconstruirlo en su totalidad… Total, tampoco hace tanto tiempo: es de 1.858. Ayer mismo…
En esos entonces, Tauste era paso obligado para air al cercano pantano de Yesa, en esa época, en construcción… Así que, en aquel 16 de Junio, el inefable e inevitable Caudillo, dictador de las Españas, tuvo que pasar por allí a poner la primera piedra de la presa aquella. En plan berlanguiano, como en Bienvenido Mr. Marshall, ya saben: pasando por la carretera a toda leche y bache, moviendo la mano… Así que alguien guardó en esa botella, enterrándola en la entonces plaza de tierra del pueblo, un Saluda del Alcalde y Jefe Local del Movimiento, junto a otros escritos oficiales, en que se ordenaba taxativamente a las fuerzas vivas del mismo “el personamiento del vecindario (entonces 6.500 habitantes) para recibir a nuestro Caudillo Invicto y Jefe Nacional en su visita a nuestra Villa, vestidos todos de camisa azul falangista”…
Por tamaña y heroica hazaña, el Gobernador Civil y el Presidente de la Audiencia Provincial premiaron con medalla de plata al Mérito Social y Penitenciario (¿?) y Bastón de Mando al ínclito prócer… Así que, el año y pico después, en que el Generalísimo tuvo que volver a inaugurar el tal pantano de aquella primera piedra, se dignó atravesar a pie la histórica Plaza de Santa María, de Tauste, escoltado por autoridades cientos, de riguroso uniforme, y, esta vez, con todos esos encamisados paisanos brazo bien en alto y mano bien abierta… Marcial, formal y fascista, como mandaban Dios y los cánones.- La foto que estoy viendo del acto está publicada en E.P. de 28/4.
Como resulta que un servidor de ustedes se empinó por aquella época, más o menos… o sea, que soy un carcamal, no pude evitar trasladar mi fantasma a aquellos años, también más o menos, por supuesto. Y, como viene reproducido el Saluda de la época, recordé la cantidad de cabeceras exactas que, de aprendiz de imprenta, ayudé a componer, imprimir y luego distribuir desde aquellos chivaletes, para las autoridades oficiales del terruño. Eran todas calcadas de texto, con el escudo municipal a la izquierda y el del yugo y las flechas a la derecha, como tenía que ser, claro…
…Y también me acuerdo con meridiana claridad, las visitas de algún gobernador civil que otro, visitas contadas, pero cantadas por la juglaría oficial. La parafernalia era la misma: cargos, carguetes, carguicos y cargüelos, todos, y que no falte uno, con la familia de bulto a ser posible, y la población véase en qué grado penden y/o dependen del Ayuntamiento y unos de otros, y aquí sale hasta la abuela con mecedora puesta. Los vivas y la cohetería correrá a cargo del alguacil, y los ecos a cargo del respetable… que no vea el edil mayor a quién se haga el omiso.
Pero lo gordo fue cuando Franco vino a Cartagena para la inauguración del Trasvase… Aquello fue la leche en polvo americano. La comarca fue peinada semanas antes por la Guardia Civil, con todo el chantaje emocional y político disponible… Se mandaron Saludas a mogollón y se enviaron vetustos autocares y camionetas a todos los pueblos a cargar al ganado… perdón, al respetado (público) quiero decir. Las presiones y vigilancias eran humanas porque entonces se llama así a lo inhumano, y, naturalmente, en la escala unos dependían de otros…
En fin… algo muy parecido a lo que hoy sigue pasando, aunque de un modo menos peligroso, pero más sutil y selectivo, en época mitinal, por ejemplo, o cuando viene un líder en busca del voto perdido y hallado en el tiempo, y hay que llevarlo a la plaza, o al local, o al aforo indicado al efecto con el efecto del lleno propuesto: que se echa mano de todo tripagradecida o aspirantalgo, y se mete en compromiso hasta al tato (tú fáltame, pero luego no vengas en acordarte de mí, acho, avisaostás…). Nada nuevo bajo ningún nuevo sol…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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