Hace algo así como mil años que los críos jugábamos a las bolas (canicas) en las calles matizadas de tierra, o barro, o al “guá”, o al “pillao”, o al “agua vá”, o… Si el día era ventoso y revoltoso, y pasaba por la acera certera, con suerte, una joven convecina luchando con su airosa, y airada, falda, siempre había un grito de triunfo en la chiquillada…”¡Oivá… se le han visto las bragas!”, que, tras un breve esto de placer en los rostros, y aún sin haber gozado de la fugaz visión, volvíamos a nuestro ensimismado juego… Me resulta curioso pensar ahora que, cuando ese grupo era de crías en lo suyo, y pasaba algún despistado con la bragueta bajada (veces había, que es que apenas tenía botones), tanto el grito como el gesto, a diferencia nuestra, era de puro asco… Misterios de la cripta.
Pero, a lo que iba… que nos fijábamos en las bragas, si eran, por lo general blancas, o si eran rosas o azulosas, pero siempre en el continente y nunca en el contenido. Sin embargo, si esas bragas las veíamos, a un suponer, colgadas de un tendedero de cualquier terraza, no comunicaban emoción alguna. Nada. Cero… Allí estaba la envoltura que tanto admirábamos trufadas de lo que no mirábamos porque nos fijábamos solo en su color… Vale, ya sé que a estas alturas del segundo párrafo, más de uno – o una – se preguntará a qué viene este ensayo retroerótico de la niñez.
Pues que aquellas bragas vistas y no vistas, eran como el Ciudadanos de la actualidad… Cuando apareció en la escena política donde estábamos jugando la zagalería, ¡zas!, asomó un cacho de bragas que nos ilusionó.. ¡Guau!, hay que ver lo que prometen. Y, sin embargo, la moza demostró que no llevaba nada que no fuera carnada (o sea, lo que se le hecha al pez para que pique). Naturalmente, al igual que cuando críos, nos fijamos en las bragas, no en lo que envolvían las bragas, y también como entonces, dejamos a la imaginación lo que creímos un jamón… Luego, se demostró que no era chicha ni limoná, que era la misma mediocridad de siempre fundiéndose a derechas… Que Ribera y Arrimadas, como aquella otra pareja de Fred Astaire y Ginger Roberts, nos tenían embobados con sus bailes y sus puestas en escena, la mar de logradas… O sea, las bragas del cordero.
Aquella pareja de baile se rompió a los dos primeros pasos, y pases... Don Juan se largó tras su “espantá” y doña Inés se quedó Arrimada al convento.. Donde dijeron digo luego dijeron Diego, y los parroquianos se largaron a vestir a otros santos de las otras parroquias de las que vinieron, cuando no se hicieron ateos… Es ahora cuando la madre abadesa quiere volver a vendernos la misma quincalla que entonces: que si un partido centrado y moderado (lo de “reformista” está tachado, olvidado y enterrado) entre la derechona y la izquierdona; que si un espacio político equilibrado… Pero, ¿quién garantiza que esta vez dicen verdad y no mentira, y no nos van a volver a engañar como ayer mismo lo hicieron?..
A mí, desde luego, no. Ya no me fio un pelo de la fermosa Inés del alma mía, por muy buenas cachas que luzcan nuevas/viejas bragas. Lo siento, ya no… Para mí, Ciudadanos es un partido oportunista que ha perdido su oportunidad. La tuvo, pero no la retuvo. La desaprovechó, la malvendió, nos traicionó, y sus ahora cantos de sirena (las sirenas, encima, no gastan bragas) ya no encandilan a los que guardamos tan reciente memoria… Su desgracia y su suerte es que ha perdido su sexappeal, que ya se sabe lo que tapan sus culottes, por lo menos los que recordamos… Si acaso, quizá, otros criajos pequeñajos que se vayan incorporando a jugar a las canicas…
El primer novio de Ciudadanos que le vió más allá de las bragas fue Manuel Valls, venido de novia francesa, y salió de estamapida…. Hoy anda por Cataluña intentando vender ilusiones de honestidad (es el único que aún puede merecerlo). Y en las inmediatas elecciones catalanas se las tendría que ver con Lorena Roldán, una ciudadana de Ciudadanos bien fajada, a pesar de la rajada… A mí no me gustan las fajas, pues ocultan tripas, u ocultan navajas, y más cuando se asumen antecedentes tan inasumibles…
Hacía mucho tiempo – desde el año del desengaño – qu eno había vuelto a escribir sobre Ciudadanos. El único muerto viviente tras su propio suicidio. Por eso he tratado de exhorzisarlo erotizándolo. Porque aún huele que apesta… Espero que no me psicoanalicen por esto.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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