Escribe José Nicolás: “Fuentes sin agua; plazas sin nombre; aceras en las que no cabe el carrito de la compra, o que han sido asaltadas por patines y bicicletas, por contenedores de basura, o por las mesas y las sillas de los bares; contaminación acústica en las calles…”. Y dice en su doloroso y dolorido artículo que esas son las muy concretas agresiones de las que se quejan la inmensa mayoría de los ciudadanos de este atribulado país… Habla de muchos peatones que se lamentan en redes y Cartas al Director de los periódicos, por las cada vez mayores dificultades que encuentran para poder vivir, caminar, descansar o disfrutar de sus poblaciones. La pregunta es: ¿la ciudad es de los ciudadanos, o los ciudadanos son (somos) de las ciudades?.. ¿quiénes sirven a quiénes?.. ¿está hecha la ciudad para su ciudadanía, o, al revés, al ciudadanaje nos convierten cada vez más en ciudad?..
No solo este prototipo es el de la gran urbe. También en los pueblos se mimetiza el modelo. Yo salgo a pasear en el mío, y tengo que bajarme muy a menudo de las aceras que deben proteger al peatón del tráfico rodado de las calles, ya no solo porque parte de este tráfico rodado invade las propias aceras, sino porque también están ocupadas por las terrazas de los bares… ¿de quién y para qué son entonces las aceras?.. Naturalmente, para salvar tal inconveniente, basta con sentarse y consumir, claro, pues allí se le brinda lugar, asiento y protección donde descansar, sombra bajo la que guarecerse, y algo con lo que refrescarse… Ese, y no otro, es el cambio sutil de concepto, el nuevo paradigma del plato de lentejas que, o lo tomas, o lo dejas…
¿La culpa (la responsabilidad) es de los gestores públicos o de los propios ciudadanos?.. A los primeros, que esto ocurra les da lo mismo – de hecho, más ingresan por ocupación de vía pública, de circulación, o de aparcamientos – tan solo hay que entrar en las redes y ver las quejas de los vecinos, algunos, incluso, no solo tienen dificultades para transitar, sino incluso ni siquiera para poder descansar por las noches… Y los segundos, en realidad somos el propio medio transmisor de que las ciudades se vuelvan contra sus habitantes. Tan solo voy a poner un único ejemplo: cuando vaciamos nuestras ciudades y petamos nuestros lugares de veraneo, o de lo que sean, trasladamos a éstos todos los problemas, molestias e inconvenientes de nuestro origen, lo mismo que, cuando nos vamos, les devolvemos la placidez que les quitamos cuando llegamos.
La puñetera realidad es que esos gestores públicos se limitan a maquillar en lo posible el hecho de lo que es y lo que debería ser. La verdad es que la tranquilidad de la gente, su placidez, su paz y su salud, en definitiva, no le son rentables. Así que se limitan a dar una pincelada que disimule la cosa, con sus carriles-bicis y sucedáneos, y a otra cosa, mariposa… Total, cada vez hay menos comercios y escaparates ante los que pararse a mirar, así que ¿para qué leches quiere usted la acera, abuela?.. Que su nieto la lleve al parque comercial más próximo, y no incordie…
Existe una cuenta que se le atribuye a la Guardia Civil, que, de vez en cuando sale en Twiter, con un suelto: “Peatón, ese caminico rojo tan molón por el que andas tan tranquilo, no es para ti, si no para los ciclistas y los de los patinetes. Evita sustos y usa las aceras”. El mensaje va acompañado de una foto de una acera en la que varias personas paseaban por el carril-bici, mientras esa zona indicada para los peatones estaba ocupada por una terraza aquí y una terraza allí… Los twiteros no quedaron indiferentes: “gracias a la Guardia Civil por enseñar tan clarito uno de los problemas principales: los peatones invadimos lo de las bicis, porque lo nuestro lo invaden los bares”…
Un tal Fernando de Córdoba dejó caer: “cuando sea alcalde, mi primera medida será que las aceras solo sean para peatones, con bancos dónde poder sentarse a descansar, porque eso sí que es un servicio público, y no lo otro”… En pocas palabras: reponer cuanto se ha quitado. Ignoro si esto va de cachondeo o en serio. Pronto empezaremos los ciudadanos a ser bombardeados por alcaldables y concejables con promesas de todo tipo. La mayoría, falsas y populistas. Luego, con no cumplirlas, se acabó. Engañar al votante aquí sale barato. Las ciudades y pueblos han sido despojadas de bancos, sombras, aceras, fuentes, árboles, jardines, que no se han repuesto o se han malpuesto. Espacio que se han cedido a ruidosos coches y motos a escape y volumen de música libre, incordiantes bicicletas, embestidores patines e invasoras terrazas. En suma: dar prioridad a consumir, no a pasear. Prometer lo contrario a lo que se hace en España es fácil, muy, pero que muy fácil. Su mejor negocio es el embuste.
Pero no tendría por qué ser así. Cada pueblo debería de registrar una Asociación de Electores, con gente de todas las ideas pero de ningún partido, y nada militante ni aspirante, ya me entienden… No es difícil: en uno como el de donde escribo, bastaría con 500 firmas, no crean. Y estar al loro de lo que dicen, prometen y meten; hacen y deshacen sus políticos locales (les aseguro que empobrecen al pueblo más que lo enriquecen). Y quitarles el sillón del culo en cuanto solo se sirvan a ellos mismos sin servir a su pueblo. O en el momento en que “se olviden” de aquello con lo que le comieron la oreja al ciudadano-vecino, que es lo que normalmente hacen.
Yo… con permiso y con perdón, haría comprometerse a los candidatos con la gente en sus necesidades, sí, pero que de sus propuestas levantara acta un notario. Para su real cumplimiento. Y, a ver qué carajo pasaba… El que, o la que, quiera cobrar del bolsillo público, que cumpla sus promesas, y que no mienta, que es lo que ahora hacen para asegurarse cuatro años de pesebre… Pero, lo mismo que digo esto, igual digo que la ciudadanía también tenemos nuestra parte de responsabilidad, y de irresponsabilidad, en esto de hacer nuestros pueblos habitables para nosotros mismos… Precisamente de eso, y por eso, se aprovechan nuestros políticos locales. Si las ciudades, hoy, están contra sus ciudadanos, será porque sus ciudadanos están en contra de sí mismos… A ciudadanos maleducados, corresponden políticos aprovechados.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com
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