Este negacionismo, al menos, está aliado al fascismo, pero ignoro el motivo… Es un hecho. Miren a Trump mismo, y a sus camisas pardas, que se atreven a negar el desastre del Cóvid.19 ha producido en su propio país, cabecera del mundo en propagación por su desidia en admitirlo. Pero es que, no hace tanto, dos neofascistas italianos de Forza Nova con sus legiones de adictos y adeptos, se manifestaron violentamente en Roma al grito - ¡válgame el cielo! – de “abajo la dictadura de la salud”… Y, ¿saben a qué me recuerda?, pues al Viva la Muerte del archifascista Millán Astray, y contra la razón y el conocimiento de Unamuno (al menos, lo sabrán por la película).
También hace poco que otros animalescos facistoides han lanzado cócteles molotov y otros explosivos contra la sede en Berlín del Instituto Robert Koch, esto es, la agencia oficial alemana contra las enfermedades infecciosas… Por alguna razón que se me escapa, lo más reacio, ultra y extremo de la derecha, no solo es populista y nacionalista, sino que se ha vuelto también antisanitaria, y, fiel a su estilo, arremete con toda su mala hiel y violencia contra cualquier actuación o medida de sanidad con que se trabaje contra esta mortal epidemia.
Es un hecho sociológico éste, que debería ser estudiado por los politólogos, sociólogos y otros ólogos. Aquí, en España, afortunadamente, las reacciones son más testimoniales que viscerales. Al menos, de momento. Si acaso, aquella aparatosa en Madrid, y más modestas en provincias, de los de alta pluma y brazo en alto, de clases acomodadas y engañados varios de baja estofa, de gentes malinformadas y peorinformadoras, achuchados por las vergonzosas proclamas de Vox y de su batería de embustes en las redes. Pero nada más, de momento. Un poco de mala leche, bastante poca educación y un mucho de ignorancia, en definitiva… Ni siquiera han sacado a pasear su autobús policromado de mentiras y medias verdades, y es que, como han perdido a sus altavoces peperos que los secundaban, eso les ha mermado capacidad.
Sin embargo, hay quiénes aún se mueven por los márgenes de la racionalidad, que te aseguran que una viróloga china ha afirmado en un programa de televisión que el virus éste es un invento chino. Yo creo que confunden invento con cuento, porque, en realidad, es un cuento chino, no un invento. Otros te dicen que es una intervención oculta para dar la puntilla a una economía que estaba resucitando del latigazo de la crisis del 2018. Falta averiguar esa intencionalidad a cuento de qué… Algún otro ha soltado que se hace para que toda la ciudades y naciones europeas vuelvan a acantonarse, y así poder cargarse a la UE de una puñetera vez por todas, pero es que tampoco me encaja, pues la UE no es todo el mundo, y aquí es todo el planeta el que está cagando las plumas. Ahora, eso sí, cultura sí que se echa en falta en todos. Y mucho…
Y se emplean docenas de leyendas conspiratorias sin sentido, pero, sin embargo, no se habla de la que tiene más sentido de todas, y que, además, ha sido confirmada por la prácticamente totalidad de la ciencia: que esto ha sido una de las fatales consecuencias del cambio climático. Pero preferimos inventarnos cien cuentos de Calleja porque ese cambio climático adverso lo hemos traído nosotros mismos con nuestro erróneo, pero voluntario, modo de vida consumista y hedonista. O sea, que el virus lo ha producido nuestro propio comportamiento, y entonces, claro, eso nos convierte en víctimas y verdugos al mismo tiempo. Así que mejor echarnos en otros falsos brazos.
Lo que me aterra es comprobar que ese magma conspiranóico que se levanta contra toda evidencia científica y contra toda razón, está encontrando terreno abonado en las capas de la sociedad sin que lo veamos, sin que nos percatemos de ello, sin que nos demos cuenta como no nos dimos cuenta tampoco del tsunami de fascistas incontrolados que están empezando a controlarnos, y que, con iguales brotes de malignidad que el virus, empezaron a invadir el mundo con el mismo viento malsano que, hace cuatro años, elevó a Dónald Trump a la Casa Blanca.
Y… fíjense, qué casualidad, éste es el nexo de unión que relaciona el renacimiento del fascismo con el coronavirus. Pues, a lo mejor, o a lo peor, es por eso mismo que los fachas son todos nacionalistas: para negar una evidencia que parece más casualidad que causalidad… Pero el caso es que la cosa ocurrió así, y así está pasando. Ya digo, investigadores vendrán que sitúen sus explicaciones en el mapa de la Historia. Yo me limito a contárselo a ustedes. A ver si llegáramos a tener conciencia de la ciencia.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ - http://miguel2448.wixsite.com/escriburgo
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