Las recientes olimpiadas en Tokio han sido absolutamente atípicas. Al menos, en lo concerniente al sentido común: se han realizado sin público en los estadios; el gobierno nipón lo ha hecho por puro compromiso; y el pueblo japonés, educado y culto, ha rechazado la presencialidad en su inmensa mayoría...
No deja de ser una lección, que, por otro lado, va a ser mal comprendida por el resto del mundo. El Coi, no deja de ser una máquina de hacer dinero que pone el deporte a su servicio e interés y el negocio por delante.
El resto de los ciudadanos del mundo, al menos nosotros, hubiéramos reaccionado totalmente al contrario. Nuestra ignorancia no es comparable ni compatible con su sentido común...
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